– Erika, ¿quieres leernos tu trabajo? La muchacha se puso en pie y comenzó.

Hay tristeza en estas palabras. Tristeza saber que hace mil años, en el 2023, cuando el machismo imperaba en muchos lugares de Tierra, un grupo político creara una buena ley para que la igualdad de las mujeres pudiera ser real. Pero esa ley que se denominó “La ley del sí es sí” tenía un acantilado por el que se colaban días amargos. Lo triste fue que la obcecación, y la perreta de algunas políticas, pusieron a muchas mujeres otra vez en la línea de fuego de sus maltratadores. No se dejaban aconsejar por otras que ya llevaban mucho tiempo en la lucha de los derechos de las mujeres y de los menos favorecidos, es decir con una experiencia y un trabajo tras sus espaldas que avalaba sus consejos. La profesionalidad de mujeres como Manuela Carmena o Carmen Calvo, por citar algunas, además del respeto con que el que se dirigían a los demás, era una buena manera de caminar en firme para llegar a buen puerto sin prepotencias ni cabezonerías que solo aportaron malestar en la sociedad y desde luego mucho miedo en las mujeres afectadas. La negativa de cambiar las fisuras que existían en la “Ley del sí es sí”, por parte de sus creadoras, viene a demostrar que también ellas saben ser dictadoras. El que no sabe reconocer sus errores no avanza. Y además, en este caso concreto no les desearía, como no se lo deseo a nadie, volver a ser víctima por culpa de una incorrección en una ley. Rectificar es de sabios. Por desgracia en el 2023, no debían de tener esto muy claro aún.

– Muy bien Erika. ¿Alguien quiere decir algo al respecto? No hubo ningún comentario, las alumnas y alumnos habían debatido ya sobre el tema el día anterior y su compañera había expuesto en su trabajo, de una forma estupenda, el sentir prácticamente de todos.

Neuronada: No sé si la humanidad existirá en el 3023, que es cuando la ficción ha colocado el texto anterior. No sé si la humanidad habrá conseguido, si es que llega al próximo milenio, dejar atrás el mundo horrible en donde encarcela a muchas personas por el mero hecho de ser distintas o por venir al mundo con vagina y labios, en vez de pene y testículos. No sé si la mitad de la humanidad, dejará que la otra mitad, pueda sentirse persona, mujer, madre, amiga…, sin necesidad de que tenga que demostrar nada.

Ser persona, venir al mundo con esa única etiqueta. Ser persona.

Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.