-¿No sabéis que en la residencia de vuestra amiga Rosalina han vuelto a imponer cuarentena? Le soltó en el desayuno una residente a Rosa, Remigio y Romualdo que por poco se les atraganta el café con la noticia.

-¿Pero cómo lo sabes? Preguntó Rosa. –Me lo han pasado por guasap.

Rosa cogió el móvil y marcó el número de su amiga Rosalina.

-Buenos días amiga. ¿Pasa algo? Nunca sueles llamarme tan temprano

– No nada, es que nos acabamos de enterar de que estáis otra vez en cuarentena.

-¿Cómo? No sé de dónde has sacado eso. Precisamente estoy en el kiosco comprando el periódico, como hago siempre. Ya sabes el kiosco que está en la plaza del pueblo.

-¡Qué alivio! La gente es terrible. Nos acaba de decir una residente que le habían pasado por guasap que tu residencia había vuelto a la cuarentena.

– Eso es un bulo como una catedral de grande, y la gente se debía pensar mucho las cosas antes de hacer daño, pero desgraciadamente los bulos existen desde siempre.

-Pues nos quedamos muy tranquilos. ¿Qué te parece si para celebrarlo quedamos esta tarde todos en la cafetería de la plaza para tomarnos un chocolate con churros?

-Me parece extraordinario. Hasta la tarde entonces.

-Bueno amigos, todo es una patraña que alguien se ha inventado.

– Y…, con ésta, señaló Remigio a la que les había dado la noticia, hay que tener cuidado, me parece una buena pieza.

Los tres rieron y se tomaron el café muy contentos. Todo había quedado en nada.

Mordida existencial: Crear bulos o mentir, que viene a ser parecido, puede hacer mucho daño. Debemos cerciorarnos y contrastar lo que opinamos, a veces, por hablar al tuntún, podemos crear un torbellino de malas interpretaciones que originan golpes irreparables. Ahora estamos en un momento crítico en el que se puede hacer mucho mal si no somos lo suficientemente honrados como para ponernos la mascarilla antes de escupir veneno y  juicios falsos.

Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.