Sentada en la playa, una sirena herida, intentaba sujetar las dos partes de su cola rota con unas algas. Muy cerca, una gaviota a la que se le había enredado una bolsa de plástico en un ala, haciéndole imposible el vuelo, la miraba aturdida. Al lado de la gaviota restos de comida y botes de lata, formaban un tétrico y podrido castillo de basura. En aquella playa, no había castillos de arena, eran castillos de porquería, restos que algún barco soltó por la borda, escombros, envases de plástico llegados de otras orillas, y más allá…, también traían las olas: mareas de ojos cerrados ante la calamidad medioambiental que el hombre, que debería ser, o al menos viene programado para serlo, racional, no quiere abrir, por aquello de que: “lo que no se  ve, no existe”. Si el hombre sigue devastando el camino que le ha traído hasta aquí, con la misma irresponsabilidad, estulticia, desapego, falta de respeto, y ceguera, el mañana, será intransitable. El hombre se verá avocado a desaparecer. En el futuro no cabe más derroche, ni descuido, ni mirar para otro lado, el planeta se resquebraja, nos está dando avisos, pero el ego del hombre es más grande que el caos medioambiental. ¿Quién cuidará de las sirenas? ¿Dónde viajaran las gaviotas que no pueden volar? ¿Se convertirá en plástico la espuma del mar? ¿Seguiremos comiendo y gastando más de lo que necesitamos sin valorar el desastre que se avecina? ¿Dejaremos que se ahogue la Tierra por nuestra huella macabra?

Khaled levantó la vista del artículo que acababa de leerles a los alumnos. -Bien para mañana cada uno de vosotros, intentará responderme en un escrito de entre quince y treinta líneas, la conclusión que ha sacado al  escuchar este relato. También podéis realizar el trabajo, con un dibujo que refleje lo leído o un cómic, una fotografía que muestre los desmanes que la huella del hombre va dejando en la naturaleza, o lo que se os ocurra, tenéis libertad. Darle al coco, ser creativos, el cambio climático y los efectos medioambientales negativos, bien merecen nuestra atención y será mejor que nos pongamos manos a la obra cuanto antes para que no siga avanzando el desastre.

Mordida existencial: Vaya esta mordida para Greta Thunberg, que nos está sacudiendo las conciencias, y para todos los jóvenes que se han puesto en marcha poniéndole cara a las dificultadas que tendrán si no empezamos ya a mostrarnos dignos de estar y convivir con la naturaleza y con este planeta que nos ha dado y nos da vida. ¿Qué estamos haciendo cada uno de nosotros para frenar esta hecatombe?

Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.