Desde que vi el sol por última vez en mi pueblo natal, han pasado…, no sé cuántos días, semanas, meses, incluso años. Pero al fin llegué al lugar en dónde me han prometido que podré pasar al “paraíso”.”Paraíso” que he buscado en este camino tan largo y triste donde he vivido desde que salí de mi tierra, cuando aún era un chaval. Al fin mi sueño casi cumplido desde que madre me dio su bendición. – Vete de aquí hijo mío, eres listo, en cualquier sitio tendrás más posibilidades que en este rincón de guerra y hambre. Ahora mientras muero hacinado entre tantos compañeros, recuerdo aquellas palabras que siempre han movido este corto y duro camino que ha sido mi vida. Ya no me llega el aliento, este camino que ha sido mi vida, se está abrochando a la muerte y me pregunto ¿Quién me apuntó en el lado malo de esta valla que ha terminado con todos nosotros?
Baobad, arrugó sus ramas, su sabia se removió asustada. Mientras la muchacha leía el trabajo que su profesora les había encomendado, se reflejaban en una pantalla enorme, las imágenes horribles de tantos jóvenes sudaneses o provenientes del Chad, absorbidos por la existencia cruel de los que no ven la luz al final del túnel. Estaban en el 3.022. Baobad no sabía cómo la humanidad había sido capaz de llegar al tercer milenio soportando tanta…, ¿degradación?
Neuronada: Si la humanidad logra llegar al tercer milenio, como supone el relato de “El hogar de la vida”, será porque primero, Naturaleza lo haya permitido, también porque la huella humana habrá sido mucho más consciente de que nuestro corto paso por esta realidad, debe estar comprometido con el respeto por el otro. Recordar que en los primeros capítulos de este relato, Naturaleza decidió enviar a los humanos a vivir bajo Tierra, para que la superficie y el aire, pudiesen rehabilitarse, por eso puede que el humano haya llegado al tercer milenio. Pero esto es una invención, la realidad es más triste y degradante. Sigue habiendo ciudadanos de distintas clases, y como se preguntaba el muchacho al morir: ¿Quién nos anota en el censo de la vida? Es muy difícil explicarse muchas cosas, tampoco hay que comerse el coco para buscar resultados de las grandes incógnitas. Lo mejor es vivir y dejar vivir, no hacerle al otro lo que no te gusta que te hagan a ti. Ponerte en la piel del que sufre es una de las verdaderas batallas que tenemos que librar a nivel individual, ya que en mis células, van las de los antecesores que sufrieron esclavitud, odio por ser distintos, o fueron buenas personas.
Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo