Rosa que era muy amante de la radio, escuchó a un mago, explicar para los oyentes, un truco de magia que le gustó. Esta tarde cuando acabemos la partida, se lo hago a mis compis. Pensó.

Y ahí la tenemos ante la expectación de sus amigos explicando el truco:

– Tenéis todos el papel y el lapicero, ¿verdad? Pues ahora cada uno debéis pensar un número del uno al diez. Escribirlo en el papel, este será vuestro número secreto. Ahora multiplicar cada uno vuestro número secreto por dos. Al resultado que resulte de la multiplicación, sumarle ocho. Dividir entre dos el resultado de esa suma. Ahora al resultado de la división le restamos nueve. El número que obtenemos de esa resta, lo convertimos en letra. ¿Cómo? Pues la letra será la que ocupe en el alfabeto ese número que hemos obtenido en la última operación. Seguidamente, escribiremos un país que comience por dicha letra. Avanzamos una letra en el alfabeto. Con esa letra, escribimos el nombre de un animal.  Bien, ahora uno por uno, me diréis qué país y que animal tenéis escrito.

Todos coincidieron con la ciudad y el animal, el número de magia que Rosa había escuchado en la radio, había funcionado.

– Me ha gustado muchísimo, además es muy entretenido. Comentó Remigio.

– A mí me ha encantado. Voy a proponer a la directora de la residencia que de cuando en cuando, venga un mago con su espectáculo, aunque tengamos que pagar nosotros la representación. Apuntó Romualdo.

– ¡Si, muy buena idea! Aplaudió sonriente Rosalina.

– Y de paso, le podríamos decir al mago que nos diera algún taller. Sería una buena manera de hacernos trabajar las neuronas de distinta manera.

Mordida existencial: Por supuesto Rosa puso ese día el dial en el mismo lugar que yo, y ambas pudimos comprobar que la magia se cuela en cualquier esquina de la vida, eso si, si estamos receptivos. La magia está en cada rincón de la existencia. Cuando abrimos los ojos por la mañana, se comienza a obrar el primer truco, respiramos, estamos vivos, nos preparamos para una nueva jornada.

Si además nos percatamos de que estamos viviendo en una utopía negra, debida a un minúsculo virus, la MAGIA, con mayúsculas, está en cada uno de nosotros. Cada uno de nosotros tenemos en nuestras manos el mejor truco para seguir respirando con dignidad. El truco está en guardar las distancias sociales, en ser lo más pulcros posible y en llevar la mascarilla. Nunca fue tan necesaria la magia. La magia de saber que si no somos responsables,  nos puede salir mal el truco. Si nos sale mal el truco, tendremos que vernos con… otra maga que nos hará desaparecer.

Posdata: La solución del truco, para la próxima semana. Pero os invito a probar, veréis como, si me explicado bien, todos tendremos la misma solución.

Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo