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Se rompió la cuerda que sujetaba el azar. El juego siguió sin fronteras. En el tablero se suman y  restan los miedos, se multiplican las esperanzas, se dividen las razones. En la cuerda floja, quedan las noches sin luna, los ácidos de la derrota, el alivio de una nueva esperanza.

Por el mar que se desborda fuera del marco, navega un barco de sueños  varados hace muchos lustros; un barco varado en la plegaria, una plegaria al fin escuchada por el agua, por el mar que asoma en la pared. El barco mueve sus velas de papel, se acerca al charo, la vida le ha dado otra oportunidad, podrá reiniciar el viaje. Retomará su camino hacia el viento.

Un reloj sin tiempo ralentiza el paso de las horas muertas, de las horas vivas, de las horas sin minutos. Adheridos a sus saetas desterradas, dos caracoles preguntan por su ritmo. Ahora, sin tiempo, pueden mantener su caparazón eterno. Los caracoles se ofrecen como nuevas saetas de ese reloj tan enfermo.

Hay semillas que germinaran en un asteroide sin coordenadas. Van en un paquete de existencia que quizá no llegue nunca. O puede que pueble frescas praderas allende el universo.

El tablero se agrieta para dejar paso al vuelo de una bella metamorfosis blanca. Debajo del tablero, quizá hierva el ígneo magma que da vida a este juego que es la respuesta al movimiento anterior, hasta que el movimiento agote sus hilos.

En la cárcel de una jaula de oro, alguien ha dejado colgadas sus alas, no quiere volar, le pesa el viento; quiere ser libre o en su defecto, elegir su norte.

Estas y muchas más son las impresiones que vas notando en la fibra del sentir, cuando te acercas a los óleos de Eva del Riego Villazala. Una mujer que dibuja y pinta con mensaje, dejando su alma de escritora en los pinceles, y en los poemas y relatos que avivan el fuego de su creación.

Si estás en León, acércate a L’Ékole, en ese bar con sabor a tiempo, se encuentra la exposición de una mujer, Eva del Riego Villazala, que llena las paredes de materia viva, de sueños, de interrogantes que nos hacen pensar y nos trasmiten sentimiento, pasión y ternura y sobre todo respeto.

Regüeldo: No se puede decir que en León y provincia, no exista un movimiento cultural significativo, pero es debido al patrocinio y resolución de particulares y amigos. Penoso que nuestros gobernantes no se den cuenta de la benefactora influencia de las artes y las letras. Si en vez de intentar permanecer más en el sillón, se dedicaran a promover la cultura y las artes en general, seguramente los médicos no tendrían tanto trabajo y la sociedad entendería mucho mejor las palabras respeto, equidad y empatía.

Manuela Bodas Puente –Veguellina de Órbigo