En tu vena de verso y prosa, mezo el recuerdo querido de tus páginas. / Llené de dicha mi corazón, con el color malva de tu mujer crecida en el ocaso. / Evoqué en tus dunas de frase e ideas, los recuerdos de la niña que oculto tan dentro. / Nino me convocó el escalofrío de aquellos amargos y “ácidos días”, que de seguro, / Amamantan la existencia de tantos Ninos perdidos en nuestra experiencia.

Soplan hados de vino y rosa, otra vez, en tu / Alma samaritana y lírica, porque aunque tu corazón / Nublara la mística del gen, resurgiste más hermosa y más pura. / Titilante sibila, te elevas y resurges con otro hijo en tu mano, nacido a / Imagen de tu “amor quieto”, con el sabor de las raíces del pan primero, con el / Abrazo tímido y tembloroso de más asombrado de los amantes. Llenas, otra vez de / Gracia el lienzo sagrado de las hojas incólumes y límpidas. Tu fuerza se iza sobre el olvido. / Originando el milagro, la creación se repite, se llenan tus tuétanos de sabia y de nuevo, amanece tu luz.

Este acróstico que escribí en 1997, es un poema narrativo que titulé “En mi pueblo, nació una escritora”. He querido traer aquí estos versos como migas de vida para agradecer a nuestra querida Elena Santiago esa labor literaria suya que tanto ha influido en quienes la hemos leído y en quienes tienen la comezón interior de tener que poner en palabras la energía que les puebla dentro.

Lamiguería: Esta miguería quiero dedicársela en primer lugar a Elena Santiago, que fue la homenajeada el pasado jueves 29 de febrero en la sala Región del I.L.C (Instituto Leonés de Cultura), pero también quiero poner sobre este tintero, perdón teclado, el enorme trabajo de Felicitas Rebaque, que como editora de “Masticadores- León”,  supo poner a Elena Santiago en su sitio, convocando a escritores, amigos, familiares, vecinos, paisanos…, en un precioso, emotivo y caluroso homenaje a nuestra escritora mayor del reino. Felicitas Rebaque estuvo apoyada en este homenaje a Elena Santiago por José Luís Serrano Cantarín en toda la labor digital y de proyección de videos, así como del propio hijo de Elena Santiago, Pablo, que pudo comprobar cómo su madre, recibía un merecidísimo homenaje a su persona y a su obra, en un salón lleno en el que se evocaron y convocaron por unanimidad sus hermosas bondades a la hora de escribir y su particular manera de decir, ya que Elena Santiago creó sus propios mundos y dotó de alma a sus personajes, tanta alma les ofreció, que ya viven por si mismos con voz propia en el universo literario.

Para mi Elena Santiago ha sido, es y será un refugio de creatividad en el que habitar cuando me falten las palabras. Sus personajes siempre estarán iluminando el camino como presencia de su literatura única.

Literatura con piel y respiración propias.

Pero me quedo con la Elena vecina, con la persona de sonrisa amplia, con su cercanía, su humanidad.

Sólo puedo decirte GRACIAS Elena Santiago por la luz de tu existencia.

Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.