En el acto de entrega del premio concedido por la CODAPA, el profesor de la ULE expresó su preocupación por el preocupante auge del fascismo.

Enrique Javier Díez Gutiérrez, profesor de la Universidad de León (ULE), recibió el pasado sábado el premio que le fue concedido por la Confederación que agrupa a las Federaciones de asociaciones de madres y padres de alumnado (AMPA) de Andalucía (CODAPA), por su labor en defensa de una educación pública, laica, inclusiva, democrática y antifascista.

La XX edición de la entrega de premios por su contribución en favor de la educación pública a diversas personalidades y organismos se desarrolló en el Parque de las Ciencias de Granada, en una gala que se convirtió en una sesión en defensa de la educación de todos y para todos, en la que intervinieron representantes de diversas asociaciones, periodistas y personas relacionadas con el ámbito educativo.

En las palabras que pronunció Enrique Javier Díez Gutiérrez al recoger el premio, mostró su preocupación por el resurgimiento del fascismo, tanto en el norte como en el sur de España, que consideró preocupante para la escuela pública. “Nos tenemos que preguntar, –afirmó-, qué hemos hecho en los últimos veinte años para que tantos jóvenes de nuestros institutos estén diciendo que son votantes del fascismo”.

LA ESCUELA ES UN LUGAR PARA PENSAR Y APRENDER, NO PARA CREER

En opinión del profesor de la Facultad de Educación de la ULE, “la educación no es neutral y exige compromiso”, por ese motivo se manifestó en contra de los conciertos educativos, algo que definió como una auténtica “anomalía española”, porque son “el mayor factor de segregación de este país”.

También expresó, haciendo referencia al Vaticano, su malestar por la vigencia de acuerdos con un ‘país extranjero’ que “nos está imponiendo cómo educar a nuestros niños y niñas en unas determinadas creencias”. Enrique Javier Díez Gutiérrez comentó que la escuela “es un lugar para pensar y aprender, no para creer”, motivo por el que pidió que “a ver cuándo se saca la religión de las escuelas de una vez por todas”.

Por último, abogó por una enseñanza realmente inclusiva, en la que se eduque “en derechos humanos, igualdad, inclusión y democracia, pero claramente desde una posición antifascista, porque no se puede ser demócrata sin ser antifascista”.