Con ocasión de la Fiesta del Antruido a celebrar el día 26 de febrero de 2022, sábado, en Riaño y Boca de Huérgano (León), se lleva a cabo la promoción y puesta en valor de un plato autóctono, típico de la Montaña de Riaño, que con el paso de los años ha ido quedando relegado en el olvido. Una delicia gastronómica desconocida para el gran público, incluso dentro de las propias tierras de la Región Leonesa, de donde es originario.

 

Antiguamente era un plato cotidiano de las gentes de la Montaña Leonesa de Riaño, y aún hoy se sigue cultivando el arvejo, sobre todo en la subcomarca de Tierra de la Reina, y cocinándose en sus hogares, aunque de una manera menos habitual que antaño. En el año 2015 por primera vez se envasó y comercializó en saquines de un kilo.

El arvejo es una  legumbre autóctona de esta Comarca.  Las legumbres han sido cultivadas por siglos por una gran variedad de culturas. Se pueden considerar alimentos nutricionalmente recomendables teniendo en cuenta su composición en proteínas, hidratos de carbono, minerales y vitaminas.

Pero aunque son el producto que da nombre al cocido que hoy presentamos, no es ni mucho menos, el único ingrediente.

El resto de los productos naturales se obtienen de la base alimenticia de los habitantes de esta Montaña; los productos de la matanza, el pan, el nabicol, y las manzanas de los huertos.

       

¿En que orden se sirve el cocido de arvejos?

 

En primer lugar tenemos la sopa de arvejos. Sopa con el color característico del caldo resultante de la cocción de los arvejos. Una vez migado en una cazuela de barro el pan de hogaza, como para sopas, se añade sobre él, el caldo citado. 

 

En segundo lugar se sirven los arvejos en una fuente, acompañados del nabicol, nabo característico de esta Montaña de Riaño.

 

En tercer lugar se pondrá sobre la mesa la fuente de barro con las costillas, espinazo, morro, pata, lengua, el chorizo, el tocino, y la oreja, para que cada comensal se sirva a su gusto. Todo ello, producto adobado y curado al humo.

 

La androja es un embutido típico de esta Montaña, hecho a base de grasa de gocho,  harina y pimentón, metido en saquines de tela de unos 100 gramos, y cocido como las morcillas. Se come untándolo con tocino sobre el pan.

 

Para terminar, se degusta de postre las manzanas asadas, que era la fruta disponible en estos pueblos. 

 

Antonio González Matorra

Presidente de la Asociación Cultural Montaña de Vadinia.