• Ecologistas en Acción ha realizado el pasado mes de noviembre una campaña de medición de la contaminación con aparatos homologados en siete ciudades de Castilla y León, entre ellas León.
  • Las estaciones urbanas oficiales no se ubican en los emplazamientos donde se registra más contaminación.
  • La organización ambiental pide a la Junta de Castilla y León que cambien la ubicación de sus estaciones de tráfico para reflejar el problema real.

Ecologistas en Acción de Castilla y León ha realizado el pasado mes de noviembre una campaña de medición en siete ciudades de Castilla y León (Valladolid, Salamanca, Burgos, León, Palencia, Segovia y Zamora)  con 150 aparatos adquiridos a un laboratorio acreditado de Cataluña. En León se han colocado 25 de estos medidores y las mediciones se han realizado entre los días  3 y 23 de noviembre,  durante tres semanas consecutivas,  en algunas de las calles con más tráfico y también en  áreas peatonales y zonas verdes sin apenas circulación de vehículos a motor.

Personas voluntarias, formadas por la organización,  han instalado los medidores en farolas de la ciudad, a una altura aproximada de 3 metros y respetando el resto de criterios legales (distancia a grandes cruces, edificios y calzadas, ausencia de obstáculos, etc.).

Con la finalidad de hacer una comparativa con las mediciones oficiales, se ha colocado un medidor en la única estación oficial  orientada al tráfico que la Junta de Castilla y León tiene en León y que se encuentra en la calla San Ignacio de Loyola.

Los resultados obtenidos en esta ubicación están entre la mitad de los emplazamientos con menos dióxido de nitrógeno. Igualmente, en todas las ciudades las estaciones oficiales orientadas al tráfico han dado de promedio la mitad del NO2 registrado en las calles con más circulación de automóviles; lo que demuestra que la situación real de la contaminación atmosférica dista mucho de la “excelencia” que publicita el Gobierno de Castilla y León.

En este sentido, la asociación ambientalista recuerda  que el primer criterio legal de ubicación de las estaciones de medición es implantarlas en “las áreas situadas dentro de las zonas y aglomeraciones que registren las concentraciones más altas a las que la población puede llegar a verse expuesta”. Regla que, a la vista de los datos obtenidos,  incumple la Junta de Castilla y León.

Como se observa en el gráfico adjunto, 4 de los medidores analizados en León  han superado durante el mes de noviembre el valor límite anual de NO2, establecido por la normativa en 40 microgramos por metro cúbico (mg/m3) y 2 de ellos lo han rozado,  pese a las elevadas precipitaciones de la primera quincena del mes y a la menor movilidad por la crisis de la COVID-19.

En León, el nivel más alto de contaminación,  44 mg/m, se ha detectado precisamente en el medidor colocado en  la Rotonda de Pinilla, en una localización próxima a la que tuvo inicialmente la estación oficial,  desplazada en 2006 a la calle San Ignacio de Loyola, a un cruce sin tráfico, donde dejó de registrar superaciones de los límites legales.

Cabe recordar que esta reubicación, al igual que la que sufrió la estación de la Plaza de Toros, trasladada al Coto Escolar, fue en su día denunciada públicamente por Ecologistas en Acción.

Por último, en parte de los emplazamientos con más contaminación, -por ejemplo en  la calle Alvaro López Núñez de León-  se localizan centros sensibles como colegios, residencias de ancianos, centros de salud u hospitales, colindantes con vías de alta circulación de vehículos, lo que abunda en la necesidad de medir mejor la calidad del aire que respiramos. En cambio,  el centro histórico, las calles peatonalizadas y las próximas a los ríos o  a  zonas ajardinadas son las que registran los niveles más bajos de NO2, lo que demuestra que el tráfico es el principal responsable de la polución urbana.

Ecologistas en Acción va a trasladar los resultados de su campaña de medición a la Junta de Castilla y León y a los ayuntamientos de las ciudades analizadas, solicitando que se revise la ubicación de las estaciones oficiales para que reflejen más fielmente la contaminación atmosférica urbana, así como que se adopten medidas decididas de restricción de la circulación motorizada en las ciudades y un reparto del espacio público más favorable para viandantes, ciclistas y transporte público.

El dióxido de nitrógeno (NO2) provoca cada año en España alrededor de 7.000 muertes prematuras, según el Instituto de Salud Carlos III y la Agencia Europea de Medio Ambiente, 500 de ellas en las ciudades de Castilla y León. Según el estudio realizado en 2015 por el Instituto de Salud Global (ISGlobal) de Barcelona, 50 habrían sido los decesos en la ciudad de León debidos a la contaminación producida por el dióxido de nitrógeno. Se trata de un gas irritante que agrava las enfermedades respiratorias y merma la resistencia a las infecciones, incrementando por este motivo la mortalidad de la enfermedad COVID-19.