La noticia aparecida en los medios de comunicación hace unos días sobre el incendio de un tren de FEVE parece el triste final anunciado con reiteración de la línea de FEVE, cuya integración parece el cuento de nunca acabar, teniendo en cuenta que para la construcción de toda la línea León-Bilbao se tardó en su día menos tiempo que ahora el tramo de integración en la ciudad de León, parece más bien una broma de mal gusto por parte de Adif.

Los sucesivos gobiernos del partido Popular, y ahora del Partido Socialista, y a pesar de la contestación popular expresada en concentraciones y manifestaciones, no han dado respuesta a una integración que, en principio, se plateaba cuando se proyectó, como sencilla.

Los tren-tram siguen en los talleres donde se construyeron, almacenados pendientes exclusivamente de una nueva adjudicación, porque desde luego, los óbices que sigue poniendo la administración respecto de problemas administrativos y de cambio de legislación, no son más que meras disculpas que no se sostienen, cuando tenemos conocimiento de que en ciudades, como por ejemplo Alicante, el sistema lleva funcionando desde hace años.

Desde UPL hemos denunciado en multitud de ocasiones la situación de desamparo y desidia de la administración con respecto de esta línea de vital importancia para la montaña leonesa y que ha visto cómo a la falta de maquinaria, de maquinistas e incluso de revisores, se ha unido la inutilidad administrativa manifiesta para finalizar la integración en la ciudad de León del tren de FEVE, que por esta situación ha visto perder dos tercios de sus usuarios habituales y que mucho nos tememos que lo único que pretende la administración es justificar el cierre por esta bajada provocada de usuario, en beneficio de empresas privadas de autobuses para lo que la administración debería de explicar esta situación en detrimento del servicio público.

Por todo ello desde UPL volvemos nuevamente a reiterar y a exigir que la integración de FEVE sea una realidad inmediata al margen de campañas electorales y al margen de la mucha demagogia que en ella se arrastra, porque parte del futuro de León y de la montaña leonesa depende de este vital nudo de comunicación que sirve al mismo tiempo para evitar la despoblación en zonas rurales.