Las conclusiones son tan poco halagüeñas como ya se recoge en las estadísticas de despoblación, envejecimiento y tasa de actividad.

En el siglo XIX, cuando se consolidó la división administrativa de España en provincias y se crearon las Diputaciones Provinciales las expectativas de León eran bastante buenas. Esta provincia se encontraba enclavada en un punto privilegiado. Ya lo habían visto los romanos casi diecinueve siglos antes, cuando levantaron una ciudad importante en Astorga, Asturica Augusta y un campamento militar en León, primero la Legio VI Victris y luego la Legio VII.

La provincia era, y es, un paso importante para comunicar Galicia y Asturias con la meseta y viceversa. También, con la aparición del carbón en las montañas leonesas, se desarrollaron unas expectativas importantes que trajeron hasta aquí a muchos empresarios vascos y catalanes.

Por tradición, posiblemente, esta tierra fue siempre un territorio culto, una tierra en la que se valoraba el saber. En el siglo XIX y a principios del XX personas que han obtenidos ciertos beneficios económicos con la desamortización y otros que han emigrado a América se esfuerzan en levantar escuelas y se preocupan por el porvenir de sus conciudadanos La consecuencia de todo esto es que según las propias estadísticas del ejército en la mili y en las levas que se hacían para las guerras de Cuba y Marruecos no existen analfabetos entre los convocados de la provincia de León. Por su parte, y aunque parezca extraño, esto se repite entre las mujeres, que también dominan las cuatro reglas. Como confirmación de ello está el número de mujeres de esta provincia que figuran en el colegio femenino de la Residencia de Estudiantes ligada a la Institución Libre de Enseñanza.

La capital y la provincia se convierten en importantes centros comerciales y alrededor de todo surge una burguesía culta y progresista sobre la que se asientan las bases de futuro. La llegada de la guerra civil y la postguerra supone un cambio total en la vida de la ciudad. Esa burguesía, en general muy cercana a la república, pero tampoco enfrentada al nuevo régimen, se ver acosada por sus dirigentes. Cuando un grupo de personalidades reclaman dignidad y el fin de los fusilamientos son multados y algunos encarcelados, teniendo que pagar importantes sumas de dinero para recuperar su libertad y sus negocios.

A pesar de que todo estos deja en la población un poso de resignación y de sálvese quien pueda, la provincia no pierde totalmente su importancia geográfica y estratégica por las minas de carbón y la producción hidroeléctrica.

La llegada de la democracia trae consigo el principio del ocaso provincial. Si a lo largo de la dictadura se ha implantado desde la educación que España es solo Castilla y el resto territorios subordinados, en la discusión sobre la división territorial en comunidades autónomas, la región leonesa queda totalmente eclipsada y solo se consigue la inclusión de una y entre las palabras Castilla-León. La falta de conciencia de los políticos del momento consienten que se segreguen de Castilla y se conviertan en autonomías provincias como Santander y Logroño, pero no dejan que las provincias del reino de León formen comunidad fuera de Castilla. Los intereses de partido se imponen a los deseos de una población a la que nunca se consultó por si acaso. Y como dice el refrán: Dos que duermen en el mismo colchón se hacen de la misma condición;  así les pasa a nuestros políticos, tanto ir a Valladolid o a Madrid se les pega en centralismo y se olvidan de quienes les han votado.  

Este preámbulo viene a situar en su justa medida la base sobre la que se asientan la mayor parte de nuestros problemas.

Desde finales del siglo XIX la industria básica de la provincia se asienta en la minería, despreciándose cualquier otro proceso industrial. En la ciudad, a la vera de la importante escuela de veterinaria, elevada a la categoría de facultad tras la inclusión de estos estudios en la universidad por Félix Gordón Ordás, nacen varias empresas dedicadas a la investigación farmacéutica, que si hubiera tenido mayor apoyo institucional hubiera creado un foco científico de gran importancia. Las explotaciones mineras y la creación de embalses, de los que solo uno tiene central hidroeléctrica, podían haber centrado también en la provincia uno de los núcleos de producción eléctrica más importante del país. La causa de que en la provincia solo fructificase la industria minera la tienen los dirigentes provinciales que siempre se han sometido a las presiones que le han llegado siempre, primero de Madrid y luego de Valladolid.

Esto se ha reflejado en la escasa defensa que han hecho las instituciones leonesas en la mejora de las comunicaciones, ya sean éstas con la meseta como con Asturias y Galicia, consintiendo que las autopistas de León con Asturias y Astorga sean de peaje o que se eliminara el tren de Astorga a Palazuelo cuando las comunicaciones por la franja oeste del país son fundamentales para el desarrollo de todo el territorio. No se ha sabido gestionar la posibilidad de encabezar la lucha por el la franja oeste de España, básica tanto para las provincias del antiguo reino, Zamora y Salamanca, como para la Cáceres y Badajoz, la Extremadura Leonesa; y además serviría de canal de desarrollo también para Galicia y Asturias.

Pero si las autoridades provinciales han sido dejadas en cuanto a dichos campos de la industria para la provincia no han sido menos ineficaces en otros terrenos. En cuanto a las mejoras agrícolas, aunque se han intentado algunas cosas, se ha quedado todo en fuegos de artificio. El apoyo al desarrollo de la industria agropecuaria ha llegado tarde y con poca fuerza, cuando los mercados ya estaban ocupados por los productos de otras zonas y abrirse camino ha sido más costoso y nunca de conseguirá tener una franja de mercado importante.

Si nos referimos a las posibilidades turísticas de la provincia hay que indicar que salvo con la Cueva de Valporquero, las administraciones no se han preocupado de casi nada; ahí tenemos el Parque Nacional de Picos de Europa, que desde Asturias y Cantabria saben vender muy bien y se llevan con ello la mayor parte de los visitantes, o el resto de las comarcas de la Cornisa Cantábrica, que son Reserva de la Biosfera y que no tienen ningún tipo de apoyo y que tienen que luchar solos. En la defensa del patrimonio, las tradiciones y la cultura de  esta tierra cada uno va por su lado dado que nadie desde las instituciones gestiona y apoya nada. Todo lo que se ha hecho en los últimos tiempos ha sido viajar a Sevilla y, alguna vez, a Madrid, para promocionar las riquezas turísticas provinciales, siempre a los mismos sitios. ¿Qué les dan allí para ir siempre con los pendones?

Una de las facetas más importantes del desarrollo turístico está en el Camino de Santiago y éste a su paso por la provincia tiene uno de los mayores trayectos. No hemos sabido organizarlo dejando las señalizaciones a los diversos caminos en manos de voluntarios, que lo han hecho bien, pero sin una señalización organizada y oficial que sirva de orientación clara a los peregrinos. A esto se une que nadie exige y se preocupa de que los monumentos del camino no están cuidados ni abiertos para que sean visitados. Por lo general los albergues ofrecen unos servicios muy buenos, pero no hay un control y una exigencia de que ofrezcan ciertos servicios especiales para los ciclistas o los que van a caballo,…

Como consecuencia de todo lo anterior la provincia de León está sometida a una despoblación galopante. ¿Qué se ha hecho para parar esta sangría de nuestros pueblos? NADA o peor gastar sin sentido.

Los pueblos de León se han ido despoblando desde mediados del siglo XX. La primera despoblación vino unida a un pequeño equilibrio dentro de lo que suponía una vida de subsistencia en muchas se nuestras poblaciones, sobretodo en la mitad norte. Pero las siguientes despoblaciones hasta hoy se han dio produciendo a causa de la falta de atención y cuidado de los pueblos. En éstos, desde la Diputación provincial y desde la Junta de Castilla y León se han ido tomando diversas inversiones, Se han subvencionado e invertido en sustituir algunos de los Teleclubs de Fraga por Casas de Cultura y luego se ha creado en casi todos los pueblos, tuvieran la gente que tuvieran, canchas polideportivas. Muchas de las primeras, las Casas de Cultura, por lo general no tienen más de 10 o 15 actos al año, cuando tienen alguno; las segundas, las canchas polideportivas, no han tenido un partido, ya sea de fútbol, de baloncesto,… y la mayor parte de los que han tenido alguna competición es la de solteros contra casados del día de la fiesta.

Las inversiones que se han recibido para compensar las pérdidas de trabajo en las minas se han gastado en obras inútiles, absurdas o que corresponderían hacer con otro dinero y no con éste que estaba destinado a subvencionar empresas que proporcionaran esos puestos de trabajo perdido que se habían perdido. ¿Cuantas fuentes, caminos, ayuntamientos,… se han construido con mano de obra, generalmente de fuera y con el dinero de los fondos mineros? Y muchos de ellos fuera da las comarcas mineras. Todo para pagar favores y votos y mantenerse en la Diputación y en la Junta.

Mientras eso sucede, se cierran las escuelas, claro está no hay niño;, se alejan los médicos y como queda poca población no hay guardias de fin de semana, o sea no enfermar hasta el día en que pasa consulta el doctor;  no hay farmacias, quedan muy lejos; veterinarios, si existe algún loco que tiene ganadería, hay pocos; y si hablamos de las nuevas tecnologías, eso es un misterio, unas veces hay cobertura, la mayor parte de los días no o hay que subir al monte para llamar al médico o al veterinario o al cura, que esa es otra, tampoco hay y si se mueren dos personas el pueblos cercanos el mismo día, problema para celebrar los entierros.

 Para rematar la jugada desde Madrid, donde nunca saben nada ni se entran de nada de lo que pasa en el resto del país, salvo de aquello que afecta a los de siempre, solo se les ocurre querer destrozar las Juntas Vecinales.

Las juntas vecinales casi solo existen en la provincia de León. Hay alguna población en provincias limítrofes, pero es un hecho anecdótico. Por ello solo sabemos la importancia que tiene esto aquí, fuera no tienen ni idea y tampoco saben valorarlo. El que los pueblos sean propietarios de sus terrenos comunes es una seña de identidad, como los pendones, la morcilla o la cecina. Está claro que al poder no le gusta y no aguanta que el pueblo se lo arrebate que el pueblo pueda decidir que hace con sus terrenos y su dinero, que no esté todo bajo su control, bajo el control de los de siempre y quieren arrebatárselo. Lo malo es que desde Diputación y la Junta se está dejando que esto suceda, vendiéndose descaradamente a los intereses que están detrás de este latrocinio y que buscan quedarse, con lo que siempre ha sido y debe de seguir siendo propiedad de los pueblos y ser gestionado por quienes ellos decidan, para explotarlo en beneficio particular.

El resultado de todo lo anterior es que o cambiamos los parámetros en los que nos movemos en esta provincia o dentro de pocos años seremos un parque temático de la tercera edad, un retiro para jubilados y un territorio para el estudio de los naturalistas.

Si en este análisis alguien echa de menos que entremos en la pérdida, huída con los maletines llenos, de industrias de la provincia, es porque nunca se ha podido considerar que León disfrutara de un tejido industrial fuerte, salvo excepciones antes descritas. Las comarcas leonesas han conformado un desierto industrial aderezado de alguna excepción destacable. En un Plan de desarrollo provincial consideramos que estamos en una situación cercana a empezar de cero, por no decir en números negativos. Va siendo hora de escuchar el clamor de las calles y empezar a construir futuro, pero para las leonesas y los leoneses, no para una minoría parásita que ahora se siente tan cómoda mientras esta tierra se muere.

Actúa León