Mazem y Hala acudieron a donar sangre a su centro de salud. Tanta sangre derramada en su país…, al menos la de ellos, que sirviera para sanar a los habitantes del pueblo que les había dado una segunda oportunidad.

Ese medio día, en la sobremesa, Ghada les leyó un microrrelato que habían comentado en el colegio, con motivo de una charla que les ofreció un responsable de la Hermandad de Sangre de León, sobre la donación de sangre.

-Escuchar, se titula “Los Sacamantecas”:

-¡Hombre Tomás! ¿Cómo te va? Hacía tiempo que no te veía.

           -Si es cierto, ya sabes anda uno liao, el campo es lo que tiene. Tú lo sabes mejor que naide.

           -¿Pero qué traes ahí en el brazo, te has mancau?

           -¡No hombre! ¿Pero no te has enterao de lo del autobús que viene a recoger sangre, pa llevarla al hospital y ponérsela al que la necesite?

           ¡Pero estáis tontos uqué! En este pueblo sus creéis cualquier cosa que sus digan! Esos que vienen en el autobús son unos sacamantecas buenos. Sacan la salud de unos, pa luego, vender la sangre a quien mejor se la pague!

           -¡No seas bruto Tomás! Ojalá no necesites nunca una transfusión.

           No había pasado una semana, cuando el solidario donante de sangre, se enteró por un vecino, que Tomás estaba ingresado en el hospital.

           -Pues si, dicen que le dio una hemorragia interna y por poco las palma, llegó vivo al hospital de milagro, y menos mal que había reservas de sangre, de lo contrario, ya estaría criando malvas. ¿De qué te ríes?

           -No es que me ría, me sonrío. La semana pasado cuando vino al pueblo, la Hermandad de Donantes de Sangre de León, estuvimos hablando y el muy bruto, ya sabes como es, me despachó con uno de sus exabruptos. ¿Cómo iba a pensar que necesitaría, tan urgentemente sangre ajena, y que además, tendría que agradecérselo a los que él llamaba sacamantecas, burlándose del gran trabajo del personal que lleva a cabo las  recolectas de sangre y de todas las personas solidarias que forman la gran familia de los donantes?   

Mordida existencial: Vaya la mordida esta vez para la Hermandad de Sangre de León, por la trayectoria y la vida que ha depositado en muchas personas enfermas.

El pasado 21 de abril, se celebró en León la Asamblea General Anual de esta Hermandad. Autoridades, galardonados con los diplomas y medallas de las 20, 30 y 50 donaciones,    familiares y demás presentes, pudieron sentir la emoción que se desprende de una acción tan humanitaria y solidaria. Pero hay que destacar, además de la enorme labor de todos los delegados, directivos y todos los que participan en esta gran familia, el emotivo agradecimiento de una persona que gracias a la solidaridad de los donantes de sangre hoy sonríe a la vida. María Gutiérrez nos dio una lección de vida en su agradecimiento. Despido este escrito con unas frases de ella: …¡Nunca había sentido nada parecido! Agradecimiento, mucho. A vosotros, los Donantes, que no sé si sois conscientes o no, pero lo que hacéis al donar, es lo más grande que se puede hacer por las personas. Porque la sangre no se fabrica y es fundamental para la vida. No viviré lo suficiente para agradeceros lo que habéis hecho por mí… Disfrutad de todo. Reíros mucho y seguid donando por favor…

Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.

Foto: Hermandad Donantes de Sangre de León