-¿Qué haces Julia? Dijo Ahmad. -Me estoy arrebolando. Contestó ésta. -¿Arrebo…..qué? – ¡Arrebolando!

Ahmad se dirige a la salita para saber qué le quiere decir su amada Julia, no acaba de entender del todo algunas palabras y giros del español.

Julia le sonríe con mucho cariño, mientras le muestra el libro que tiene entre las manos. – Ni yo tampoco, qué crees. Seguramente tú también  tienes muchas preguntas sobre tu propio idioma

– En eso llevas razón. Pero esa palabra… ¿Cómo era?

– Arrebolando, porque estoy leyendo “Arreboles (La sonrisa de otoño)” De ahí que te haya contestado que me estoy arrebolando.

– Una palabra muy cantarina y sonora. Arreboles, me gusta, segura que significa algo hermoso.

– Desde luego, arrebol es el enrojecimiento de las nubes, entre otras acepciones del diccionario. Creo que te gustará mucho leer el libro, está lleno de fábulas que enseñan mucho sobre el retorcimiento negativo que el ego produce en el hombre, habla del materialismo que nos lleva a la soledad no querida…, bueno mejor lo lees y luego comentamos.

– No sé, no sé, ya sabes que no soy muy bueno en filosofía, y por lo que comentas en ese libro parece que hay bastante.

– Pero tiene una lectura comprensiva, muy amena, que te lleva a leer una historia tras otra con verdadero entusiasmo.

Mordida existencial: “Arreboles (La sonrisa de otoño)” es un libro de Ángel Lorenzana Alonso, que hace viajar al lector por los surcos de la cotidianeidad como observadores del tiempo y del camino que nos traen la rutina y la vida de a pié que nos ha tocado vivir. Hay mucho cariño y respeto en el libro, hacia los animales, hacia la naturaleza, hacia las cosas en general y como no hacia lo humano. Ángel Lorenzana Alonso, como un Esopo moderno nos hace ver en su libro, la grandeza y la estupidez del hombre que no aprecia que la naturaleza y sus hermanos los animales, forma parte del mismo yo universal al que pertenece lo humano.

Una lectura muy recomendable para este otoño caliente, nunca mejor dicho, en lo  climático y en lo político, pero que también  nos ofrece sonrisas y bellos pasajes literarios.   Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo