Con Sergio Ramos todo está salvado. Y es que da igual que juegues bien o mal, que tires más a puerta o no. Con el 4, todo cambia. Cuando el partido se traba, cuando el encuentro va careciendo de soluciones futbolísticas para desatascarlo, allí aparece él, siempre él. De cabeza, como acostumbra, saliendo de la nada, remata a puerta y hace enloquecer a todo el madridismo.

El Madrid empezó gustándose, jugando bien y moviendo la pelota con rapidez. Keylor y sus fallos hicieron que un Betis, hasta el momento de paseo, se metiera en el partido adelantándose en el marcador. Los de Zidane se volvieron espesos, aún así, Cristiano de gran remate consiguió poner la igualada cercano el descanso.

Cuando el Betis más se lo creía, cuando los verdiblancos conseguían intimidar y encontrar las cosquillas del Real Madrid, llegó su técnico y metió a Petros por Rubén Castro. Equipo atrás y a esperar. Bien es cierto que el arreón del Madrid no fue como el de otros días de asedio, pero si acaba de entrar Lucas Vázquez, pues todo es más fácil. El gallego provocó la expulsión de Piccini y los andaluces se derrumbaron. Pero faltaba la guinda, la que le gusta poner al de siempre. Sergio Ramos, uno del Sevilla, el de Camas, el capitán que debería tener una estatua o el nombre del estadio, apareció como un avión para poner un milagro más en su lista, ya se está acabando su libreta. Sin embargo, todavía pudieron rascar algo del Bernabéu los de Víctor Sánchez del Amo, pero se encontraron con Keylor, que al más puro estilo Casillas, enmendó para todos su actuación con una parada milagrosa en el descuento. El Madrid recupera el liderato.

La historia ya la saben, Sergio Ramos y poco más en un Madrid que empezó muy bien y acabó como casi siempre, sufriendo, pero con el capitán, no hay manera, sigue empeñado en ser el salvador de la Casa Blanca. Mi pregunta es: ¿ y el día que no aparezca Ramos?

 

Juan Lorenzana Prieto @juanlp91

Fotografías: Jeiser Javier Blanco @JeiserWhite