El presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, ha presentado hoy la planificación de las infraestructuras agrarias de la Comunidad que garantizarán el futuro alcanzando la máxima productividad con los menores costes posibles. Un nuevo modelo de trabajo que ordena y define las actuaciones concretas a desarrollar hasta el año 2020 en el territorio con el objetivo de crear mayor riqueza en el sistema agrario y agroalimentario y mejorar el desarrollo socioeconómico y medioambiental de las zonas rurales.

La Junta de Castilla y León pone a disposición del sector agrario y agroalimentario, estratégico en la Comunidad, las herramientas necesarias para hacerlo más competitivo en un mercado cada vez más globalizado. De este modo, la Consejería de Agricultura y Ganadería ha diseñado el nuevo mapa de infraestructuras agrarias con el objetivo de crear riqueza en el sistema agrario y agroalimentario y mejorar el desarrollo socioeconómico y medioambiental de las zonas rurales. El regadío y la concentración parcelaria han sido y siguen siendo uno de los pilares estratégicos del desarrollo rural y del equilibrio territorial.

Este nuevo modelo de trabajo, que contará con una inversión superior a los 610 millones de euros y beneficiará a 19.000 explotaciones, se caracteriza por una planificación ordenada, objetiva, territorializada, transparente y responsable; desde una postura proactiva e incentivadora por parte de la Administración, con indicadores de seguimiento y con un diseño continuo, vivo y participativo de las infraestructuras agrarias de la Comunidad. Y se desarrollará, además, de una forma coordinada e interactuando entre las diferentes administraciones, los agentes del sector, los regantes y sus comunidades.

El mapa de infraestructuras que ha presentado hoy el presidente de la Junta de Castilla y León mejorará la productividad y la competitividad del sector corrigiendo desequilibrios, especialmente en las zonas más desfavorecidas o con limitaciones; mejorando la rentabilidad de las explotaciones mediante un uso más eficiente de los medios de producción; diversificando las producciones y mejorando su calidad, con la finalidad de adecuarse a las necesidades de los mercados y aumentando la eficiencia y la vida útil de la maquinaria.

Mejorará, también, el nivel de vida de los agricultores al incrementarse la productividad, la competitividad y la renta agraria de sus explotaciones. Persigue, además, convertir el sector agrario en un sector atractivo para los jóvenes y mejorar el acceso de la mujer, así como potenciar el desarrollo de la industria agroalimentaria.

Esta planificación ordenada de las infraestructuras agrarias tendrá, además, beneficios ambientales, como la mejora de la eficiencia del uso del agua, el ahorro energético, la reducción de la contaminación difusa de origen agrario en aguas subterráneas y superficiales y del consumo de fósiles y la emisión de gases de efecto invernadero.

El desarrollo del regadío en Castilla y León será uno de los recursos que más va a condicionar el impulso económico, social y ambiental del medio rural en las próximas décadas. En la actualidad, en la Comunidad se riegan aún por gravedad más de 140.000 hectáreas, lo que supone el 30 % de la superficie regada en la región.

Por ello, este nuevo mapa plantea tres tipos de actuaciones: en primer lugar, las concentraciones parcelarias, una de las herramientas más eficaces para conseguir la adaptación de la estructura de las explotaciones, al tiempo que permiten la reordenación e identificación de la propiedad del suelo rústico. Resultan imprescindibles cuando van vinculadas a actuaciones de modernización o transformación de nuevos regadíos. De esta forma, se optimizan las inversiones a realizar y se permite una eficaz puesta en riego de las nuevas unidades de cultivo con sistemas tecnológicamente avanzados. Se llevarán a cabo procesos de concentración y reconcentración parcelaria en más de 160.000 hectáreas con una inversión de 110 millones de euros, gracias a recursos procedentes de las administraciones autonómica, nacional y europea.

La segunda actuación prevista es la modernización de regadíos, con actuaciones en 40.000 nuevas hectáreas y que contará con una inversión de 294,6 millones de euros, que serán aportados por las administraciones autonómica, nacional y europea, y por la iniciativa privada. La previsión es llevar a cabo actuaciones en las Comunidades de Regantes del Canal del Páramo y Páramo Bajo en León, o la realización de obras que han quedado pendientes en el periodo actual como Zorita, en Salamanca, y Pollos y Castronuño, en Valladolid. Asimismo, se abordarán otras actuaciones en otras comunidades, dependiendo de la disposición de los propios regantes, como son el Canal de Villares, en León; Fuentes de Nava y Villalaco, en Palencia; el Carracillo, en Segovia; el Canal de Inés, Eza y Campillo de Buitrago, en Soria; el Canal del Duero, en Valladolid, y el Canal de San José, en Zamora.

Y, por último,  nuevos regadíos. El mapa de infraestructuras agrarias recoge la puesta en riego de 20.000 hectáreas con sistemas eficaces y eficientes en el uso del agua y de la energía, con una inversión de 206 millones de euros por parte de las administraciones autonómica, nacional y europea, así como por la iniciativa privada, que permitirá avanzar definitivamente en la ejecución de las grandes zonas regables como Payuelos o La Armuña. También hará posible la finalización de otras actuaciones de interés en Castilla y León, como el Aranzuelo, en Burgos; el Valdavia, en Palencia; el Rituerto y Añavieja, en Soria; y el Esla-Carrión, en Valladolid y Palencia, entre otras.