Mientras desayunaba le gustaba contar las migas que reposaban en el mantel. Las colocaba por orden de tamaño y color, si, parecerá una bobada, pero el pan de la corteza, es más oscuro que la miga. Inconscientemente, o eso parecía, ella hacía pequeñas columnas clasificando las migas y luego las contaba, multiplicaba las columnas, todo mentalmente y con una exactitud, que a su madre le daba pena verla sacudir el mantel cuando acababa de desayunar, de modo que a su madre se le ocurrió sacar una instantánea con el móvil cada mañana antes de que su hija recogiera el mantel y lo sacudiera. Así fue adquiriendo un conjunto de fotografías, que si bien al principio parecían raras, cuando uno recalaba un rato en ellas, aparecían secuencias que podían formar un lenguaje. De esto se dio cuenta la muchacha que comenzó a estudiar aquellos signos que estructuraban las columnas de migas y los números que se obtenían con las distintas operaciones que se podían llevar a cabo contando las migas. De modo que como el número de columnas que ella hacía cada mañana siempre era el mismo, es decir tres, acabó inventando el número PI. De esa forma tan de andar por casa, apareció el número PI y su creadora, lo descubrió contando migas.

Ah, ¿que esta historia es inventada? Nunca se sabe, la ficción es la parte más creativa de la realidad, esto si que puede ser una bobada porque me lo acaba de soplar el cerebro, jeje.

Todo esto viene a cuento por los premios que han recibido las alumnas y alumnos del IES Río Órbigo, en la II Olimpiada de Ingenierías Industriales de la Universidad de León. Los alumnos Nerea García García, Yago Prieto Díaz y Lucas Prieto Cordón, de primero de la Eso, que han denominado a su equipo de trabajo LYN, han obtenido el primer premio, clasificándose para la fase nacional en Girona en julio 2024.

En la categoría de Bachillerato, Cristian Granizo Fierro y Hugo de la Iglesia Crespo, han obtenido el segundo premio en esta II Olimpiada de Ingenierías de la Universidad de León.

Todo esto, y muchas cosas más, no se hubiesen conseguido sin la enorme y primigenia labor de los maestros y profesores. Sin estos imprescindibles pilares de la sociedad, estaríamos aún en la caverna. Por eso además de felicitar a los alumnos, no se nos puede pasar la bonita ocasión de agradecer y dar la enhorabuena a los profesores Isabel Benavides Cuellar y a César Lozano Gallego, enseñadores, entre otras cosas de la materia de Tecnología en el instituto Río Órbigo, y hacedores de que sus alumnos hayan llegado tan lejos.

Lamiguería: Se me ocurre pensar cuántas muchachas y muchachos que mal viven, por ejemplo en Ucrania o en Gaza, pueden pararse a contar migas. Creo que allí ya no queden ni migas, solo podrán contar los días que les quedan, para que la hecatombe rumiada en cerebros que les han arrebatado el futuro acabe, y al sol no le nuble el humo de la guerra.

Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.