En la Biblioteca, dentro de los actos del 25 Festival Cine de Astorga, el periodista Fulgencio Fernández nos introdujo, en la tarde del primero de septiembre, en la figura de Mariano Díaz Tobar, un fraile paul de Burgos, afincado en Villafranca del Bierzo, que en el año 1892, se adelantó en tres años y dio con la fórmula matemática para el invento del cinematógrafo.

Fulgencio, con un decir llano y ágil, nos fue descubriendo esa maravillosa figura, desconocida para la mayoría, de un fraile  burgalés que, destinado por los frailes paules en Villafranca del Bierzo, fue el autor de infinidad de descubrimientos científicos que serían aprovechados después por los que se llevaron la fama. Su modestia y falta de interés por la gloria terrenal y por los asuntos materiales, hicieron que explicara y diera a conocer sus inventos a quienes los quisiera poner en práctica.

Tal fue el caso de su descubrimiento matemático del número exacto de imágenes que era necesario para que la imagen no pareciese que iba ni muy deprisa ni muy despacio. 24 imágenes por segundo. Lo dio a conocer en dos conferencias y, a la segunda de ellas, en 1892, acudió un enviado de los hermanos Lumiére a quien Tobar explicó la fórmula matemática para sincronizar el movimiento de la máquina con el movimiento natural de la persona, y quien la trasmitió a los franceses que la pusieron en práctica tres años después.

Y no solo fue en el cine donde destacó Tobar. Inventó una fórmula para que no se estropease el vino del Bierzo; creó una máquina de escribir que transformaba y plasmaba en papel las palabras en voz del que hablaba y creó un reloj que no necesitaba darle cuerda sino que se alimentaba de la voz del profesor que daba clases o del ruido de los pasos de las personas.

Por citar solo algunos de ellos.

El Ayuntamiento ha tenido un gran acierto en traernos a Fulgencio Fernández, magnífico orador, polivalente y polímata y gran investigador y conocedor de personajes leoneses. Nos ha introducido en la figura de un casi desconocido Díaz Tobar así como nos ha hecho reflexionar sobre cómo se nos “escapan” los genios y cómo son otros los que se aprovechan de nuestros decubrimientos.

Gracias, Ful.

L7D/Angel Lorenzana