Foto: Isaac Llamazares

Las movilizaciones habidas en
León el pasado 12 de mayo han sido quizás,la última llamada de atención de unos
ciudadanos que todavía se resisten al que parece inevitable proceso de descomposición
socioeconómica de su provincia.Ciudadanos hartos de ver como han quedado relegados
prácticamente desde el comienzo de la transición,incluidos en una Comunidad Autonoma
donde no se sienten cómodos y que parece que camina a un destino incierto.
Pero no hay que echar toda la culpa al empedrado.Aquí ha habido varias generaciones de
políticos y empresarios – y algunos muy influyentes – que no han sabido estar a la altura de
las circunstancias. Tal vez tuvieron la falsa sensación de que todo se iría arreglando por pura
inercia o tal vez contaban con la escasa capacidad que hemos tenido los leoneses para la
reivindicación. Los ciudadanos hemos sido demasiado complacientes con lo que sucedía en
la provincia año tras año, hemos estado amaestrados por quienes se encargaban de dirigir
políticamente nuestros destinos e incluso algunas veces hasta les hemos echo la ola.
Aquí se han puesto en marchas muchas iniciativas de diálogo entre los agentes
sociales, ”mesas por León” y similares pero parece que no traspasaban más allá de los
despachos donde tenían lugar las reuniones .Mas bien nos parecía una forma de “hacer como
que se hace algo” para que al fin todo quede lo mismo, pues la mayoría de las veces estas
iniciativas no pasaban de meras ocurrencias o conclusiones con escaso o nulo provecho para
los ciudadanos.
Creo que se han perdido muchas oportunidades cuando era mucho más fácil conseguirlas
que en los tiempos actuales.
Aquí ha habido mayorías absolutas de Diputados nacionales de uno y otro partido -PP y
PSOE – que han pasado sin pena ni gloria para el devenir del desarrollo provincial.
Ahora estamos en otro contesto social a nivel global mucho más refractario para dar una
respuesta local a eso de “ que hay de lo mío”.
Los últimos veinte o veinticinco años y especialmente a raíz de la última crisis económica
del año 2007,el capitalismo digital ha acentuado el desmantelamiento del Estado de
Bienestar con las consiguientes repercusiones para la ciudadanía: desaparición de recursos
públicos, polarización de la riqueza y una creciente exclusión social. Todo ello no hace mas
que dificultar la vida de las personas más vulnerables y constituye para las jóvenes
generaciones un lastre que dificulta la creación de proyectos de futuro con la consiguiente
incertidumbre y malestar.
Por si fuera poco, la pandemia y ahora la guerra en Ucrania aumentan la sensación de
desamparo e impotencia que determinan una situación traumática para quienes han de
buscar su lugar y su acomodo en la sociedad.
Los leoneses hemos pasado por distintas fases ante la situación. Una primera que yo diría
de enfado en la cual cada uno echa la culpa a quien cree ser el responsable de la situación
precaria, ya pueden ser los políticos de un determinado partido, a la política en general o
incluso a la propia inclusión de nuestra provincia en la Comunidad de Castilla.
Durante esta fase todavía se pensaba que las cosas podían cambiar, que había tiempo y
algunos ciudadanos concluían su enfado cambiando el sentido de su voto en las elecciones.
Otra fase sería la de desconfianza .Ya no solo nos enfadábamos con la situación y con
quienes esperábamos que deberían conseguir un cambio en esta dinámica decadente sino
que comenzamos a poner en tela de juicio a las propias Instituciones y a sus
representantes. Era evidente que no conectaban con la ciudadanía y eso generaba una
desconfianza “en todo y en todos”.
Y así nos hemos ido instalado en la fase de la desafección, y con ello en la búsqueda
individual de soluciones con las que nuestros jóvenes tratan de adaptarse a las demandas
del sistema. Hay quien lo consigue a base de esconder su impotencia pues se trata de
jóvenes con buena preparación que tienen que adaptarse a empleos precarios e incluso a
empleos que no tiene que ver con su formación, y además muchos de estos
“adaptados” tienen que hacerlo abandonando su hábitat natural ,su lugar de nacimiento y su
familia. Pero hay quien no logra superarlo y cae en la ansiedad, la depresión o incluso el
suicidio.
No se si llegamos tarde y este último grito de los leoneses será suficiente para conseguir
la atención de miradas con el poder suficiente que nos permita comenzar un nuevo camino.
Lo que ha quedado claro este 12 de mayo es que no necesitamos consuelo para nuestros
males porque los ciudadanos no nos resignamos ni nos damos por vencidos ,tenemos fuerza
y capacidad, pero para ello necesitamos que todos abandonemos nuestro lugar de confort y
que cada cual en su ámbito-y todos en la misma dirección -pongamos ya los mimbres
necesarios para lograr ese futuro mejor que todos deseamos.

A. Nieto
Mayo 2022