En tres semanas se cumplirá un año de la presentación del plan de movilidad para la ciudad de León del alcalde, José Antonio Diez. Un proyecto para “recuperar espacio peatonal, mejorar el distanciamiento social y abrir más huecos a la actividad económica” del que los leoneses solo han percibido dos acciones: el descolorido disparate de Ordoño II y el caos circulatorio en la ciudad, que supuso un incremento en la siniestralidad a final de año del 140%. El Grupo Municipal del Partido Popular continúa pidiendo correcciones en la multitud de improvisaciones en materia de movilidad que han protagonizado el mandato de JA10, con trayectos caóticos, señales improvisadas no reglamentarias, carriles de complicada circulación, sobre-señalización horizontal confusa, especialmente en los peligrosos carriles compartidos. Una gestión que ha supuesto malgasto de dinero público, como en el caso de los bolardos que colocó Diez el pasado verano para separar carriles y que en la mayoría de los casos duraron tiesos unos minutos.

El Grupo Municipal del Partido Popular solicita de nuevo al alcalde de la ciudad, José Antonio Diez, que corrija las graves improvisaciones de su plan de movilidad. El próximo 7 de mayo se cumple un año desde que mostró sus intenciones de cambiar la ciudad, pero su proyecto para “recuperar espacio peatonal, mejorar el distanciamiento social y abrir más huecos a la actividad económica” se ha quedado en dos grandes medidas: el descolorido disparate de Ordoño II, que aún no ha escrito su último capítulo, y el caos circulatorio en la ciudad en los últimos meses, que supuso un incremento en la siniestralidad a final de año del 140%.

El Grupo Municipal del Partido Popular continúa pidiendo correcciones en la multitud de improvisaciones en materia de movilidad que han protagonizado el mandato de JA10, con trayectos caóticos, señales improvisadas no reglamentarias, carriles de complicada circulación, sobre-señalización horizontal confusa, especialmente en los peligrosos carriles compartidos.

Los populares continúan solicitando al equipo de gobierno PSOE-Podemos que se corrija, más pronto que tarde, “la multitud de improvisaciones en materia de movilidad como trayectos caóticos, señales improvisadas no reglamentarias, carriles de complicada circulación o sobre-señalización horizontal confusa, ahí está la confluencia de Plaza de Santo Domingo con Independencia, donde se generan múltiples conflictos entre automovilistas y los conductores del servicio público de transporte de viajeros”.

León cuenta con señalización a 50, a 30 y a 20 km/h que conviven en los mismos tramos, además de situaciones tan confusas como la desembocadura  incompleta de la semipeatonalizada avenida de Ordoño II en Guzmán que, si no se aclara racionalmente, puede convertirse en un verdadero quebradero de cabeza, de peligro físico para los conductores y sobre todo para los usuarios de las bicicletas, patinetes y otros vehículos de movilidad personal.

Los carriles de circulación exclusiva, pero compartida entre vehículos tan dispares como autobuses, taxis, bicicletas, patinetes u otros vehículos de movilidad personal, siembran las calles de la ciudad acompañados de señalización vertical que los corrige; tenemos un ejemplo en la Avenida de Palencia, confluencia con el Paseo de Salamanca y Ana Mogas, donde si se siguen las indicaciones viales amarillas –por cierto, antirreglamentarias- impiden el giro a la derecha.

El dislate de los bolardos

Toda esta gestión ha supuesto un enorme malgasto de dinero público, como en el caso de los bolardos que colocó Diez el pasado verano para separar carriles. Las redes sociales se convertían entonces en un hervidero de comentarios y ‘memes’ sobre la ocurrencia del alcalde: sembrar las calles de León con estos elementos para separar la calzada en dos que, en algunos casos, duraron tiesos unos minutos.

Los bolardos de Diez convirtieron a la ciudad en una carrera de obstáculos que obligaron finalmente a retirarlos, después del consiguiente gasto para los leoneses. Para el Partido Popular, es cierto que la gestión del alcalde Diez ha supuesto un antes y un después para la ciudad. “Un antes y después que con las prisas, la imprecisión y las chapuzas del equipo de gobierno han convertido a León en una ciudad intransitable. Desde los 450.000 euros (por ahora) para pintar Ordoño hasta la ‘ridiculez’ de los bolardos, los cojines berlineses cortados y afilados como cuchillas, los cruces del Paseo Salamanca o Guzmán impidiendo los giros a la derecha o el fracaso del cierre del centro los fines de semana con las consecuencias que tuvo para la hostelería”. Un antes y un después, efectivamente.