Las asociaciones ecologistas de la provincia de León: Ecologistas en Acción, Bierzo Aire Limpio, Urz, Agrele, Cooperactivas, Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica, Plataforma para la Gestión de Residuos, El Bierzo Sentido, La Olla Berciana, representación de la Carta de la Tierra en León, La Casa Caída, Estudios Ornitológicos Tyto Alba, Filón Verde, Luna Verde y grupo local WWF Alto Sil solicitan participar en la “Mesa por el futuro de León” y colaborar en el diseño de alternativas al desarrollo social y económico sostenible, justo y equitativo de la provincia

A través de una carta dirigida a las instituciones y actores sociales participantes en la “Mesa por León” las asociaciones solicitan su inclusión en la misma, para colaborar en el diseño de alternativas a una crisis que es, afirman: “fruto de un fenómeno complejo de causalidades y efectos que, en un proceso de globalización económica y cultural, han supuesto el abandono de las áreas periféricas a los polos industriales y urbanos y ha profundizado en el socavamiento de las bases biofísicas planetarias que sustentan la vida.” Como ponen de manifiesto los informes de los Grupos de Expertos de la ONU sobre el Cambio Climático y sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos. La crisis no es sólo económica y de empleo, sino que muestra las limitaciones de un modelo que amenaza con colapsar el clima y la biodiversidad de todo el planeta. La dramática colisión de este modelo de lucro dinerario y despilfarro energético con los límites biofísicos planetarios es inasumible para la sociedad y lega a las próximas generaciones un escenario dantesco.

Para las asociaciones adheridas a la solicitud, las posibilidades de esta generosa tierra para afrontar el incierto futuro al que la crisis nos avoca son múltiples desde la perspectiva ecosocial. Las herramientas para afrontarla, con la Carta de la Tierra como piedra filosofal, pasan por la implementación de una mirada biodependiente de la existencia humana y  la valorización y refuerzo de las relaciones entre pobladores y medio, “así como la valorización de las funciones que realizan las personas encargadas del invisibilizado ejercicio de los cuidados, mayoritariamente mujeres.” La defensa de estos fundamentos vitales constituye una enorme palanca de cambio hacia la sostenibilidad y genera oportunidades para hoy sin menoscabo de las de futuras generaciones. La alternativa al tradicional extractivismo y a la explotación intensiva de recursos que han dejado esta crisis tras de sí, pasa por la puesta en valor de la naturaleza de esta tierra, no por su explotación irreversible al servicio de los grandes polos industriales y urbanos.  Las siete Reservas de la Biosfera que alberga la provincia son un formidable punto de reinicio para hacernos reflexionar sobre la fortuna de morar este territorio y la responsabilidad de ponerlo  en valor como nuestro hogar y sustento común.

Son numerosos los documentos y acuerdos internacionales que definen los objetivos e itinerarios para realizar la imprescindible transición energética y  ecológica. Los Objetivos 2030, el Acuerdo de Paris o el Pacto Verde Europeo, invitan a afrontar el reto transformador desde el fomento de la economía circular, la reducción  y compostaje de residuos, la agroecología, la ganadería extensiva, la mejora de la eficiencia energética, la implementación y desconcentración de energías  renovables, la reforestación y prevención de incendios… todos ellos, vectores que inciden directamente en el empleo y que fijan población.

Como en la naturaleza misma, la diversificación y generación de sinergias entre los distintos actores del territorio, tejen un articulado entramado ecosistémico, resistente a crisis y plagas. Valga de ejemplo como resultaría el refuerzo de la tradición leonesa de los trabajos y aprovechamientos comunales dirigidas a producciones tradicionales y de calidad,  a través de su transformación artesanal o en pymes y su comercialización en circuitos cortos a través de envases reutilizables, utilizando tecnologías domésticas de concentradores solares desarrollados por la Universidad local.  Aplíquese el método a los hongos de primavera y otoño, a los frutos arbóreos, al mantenimiento forestal, a las resinas o las ganaderías extensivas agroecológicas, legumbres, hortalizas o los huevos de corral. Como resultado obtendríamos una universidad al servicio directo de una sociedad culturalmente orgullosa y entrelazada,  que genera productos originales y de calidad a través de un uso del territorio perdurable, que incrementaría la calidad de los alimentos a consumir, el medio en el que se producen, la vida de sus habitantes y la curiosidad de los visitantes. Además, el beneficio económico se reparte entre los diferentes actores, escapando a la capitalización exterior de los recursos endógenos.

Las viejas políticas de subvención y facilitación de la colonización del territorio por parte de grandes corporaciones para el abastecimiento de lejanos mercados, no sólo nos aleja del necesario itinerario de reducción de emisiones que necesitan nuestro clima y biodiversidad, sino que persevera el modelo de la gran explotación agrícola, ganadera o industrial que bajo el dictado de la productividad, devora al pez pequeño y, por ende, cierra comercios, explotaciones domésticas y  vacía nuestros pueblos y corazones.