La Comisión Europea ha puesto en conocimiento los datos de emisiones de Dióxido de Carbono de las empresas de la Comunidad Europea, concretamente de las empresas más contaminantes, comprobando con sorpresa que la primera de ellas es una empresa polaca, y curiosamente las siete restantes son alemanas, y figurando la primera española en el puesto 17. Estos datos ponen perfectamente de manifiesto que cuando el Partido Popular decidió el cierre de las centrales térmicas y posteriormente el Partido Socialista, incluso acortando los plazos, ha secundado las mismas intenciones, con el pretexto del cumplimiento de mandatos de la Comunidad Europea, lo único que demuestran es que los tontos de la película europea somos los españoles, porque no se aprecia ningún interés por parte de grandes países como Alemania, Italia o Francia, en acometer  medidas restrictivas en la emisión de CO2, porque afecta al empleo y al desarrollo económico, y sin embargo en España abogamos por el cierre inmediato de las térmicas que deberían de ser el sustento del suministro energético, en tanto en cuanto no exista una alternativa lo suficientemente importante en renovables como para permitir su cierre y además en lo que ello podría suponer del mantenimiento de un sistema energético autóctono como es la minería del carbón.

En definitiva los datos antes indicados demuestran que, sin la más mínima sensibilidad por parte de PP y PSOE cuando han gobernado en la nación, siempre se han apuntado al carro del cierre de carbón, con los términos de descarbonizar, sin ofrecer alternativas reales a las cuencas mineras y sin ofrecer alternativas reales al cierre de las térmicas, y sin embargo en el resto de Europa no existen visos de cumplimiento de estos cierres.

Desde UPL hemos abogado por una transición energética paso a paso, que permita mantener un suministro estratégico de carbón y al mismo tiempo cumplir con las medidas medio ambientales y llegar en su momento a un suministro sostenible en energías renovables que realmente pueda paliar la pérdida de suministro en otras energías más contaminantes, pero lo que se ha hecho hasta la fecha no es más que un cierre por las bravas sin contrapartidas reales ni reindustrialización real de las cuencas mineras, con el grave perjuicio, fundamentalmente en la provincia de León, que además ha incidido en la pérdida de actividad económica y en la despoblación.