La Política Agraria Común (PAC) post 2020 se presenta como una nueva oportunidad para modificar el modelo agroalimentario que responda, al mismo tiempo, a los retos del cambio climático.  

La producción ecológica es el modelo agroalimentario más adecuado para adaptarse a los cambios y, además, reduce los efectos del cambio climático, según revela el estudio ‘Producción Ecológica Mediterránea y Cambio Climático: Estado del Conocimiento’. El trabajo, realizado por la Cátedra de Producción Ecológica ‘Clemente Mata’ de la Universidad de Córdoba y editado por la Asociación Valor Ecológico Ecovalia, pone de relieve la reducción de la huella de carbono de diferentes cultivos ecológicos como el del olivar que, por kilo de producto, reduce la huella de carbono en más del 100%, pudiendo llegar a ser negativa.

El cambio climático es un hecho que está afectando al planeta. La influencia humana es la principal causa de emisiones de gases efecto invernaderos (GEI) que es, hasta ahora, la más alta de la historia. En este sentido, las emisiones ocasionadas por la agricultura y la ganadería representan un 11% del total, pudiendo llegar al 25% de las emisiones globales si se tienen en cuenta los cálculos indirectos ocasionados por la producción de los insumos. Sin embargo, no todos los sistemas de producción de alimentos actúan de la misma forma de cara al cambio climático.

Actualmente, el modelo de agricultura y ganadería industrializado es el más extendido y éste se caracteriza por favorecer las emisiones de gases efecto invernadero. Frente a este modelo convencional, existe otro para la producción ecológica. Se trata de un sistema profesional y el único reglado por una norma europea común a los estados miembros y que mayores bienes públicos produce. Además, tanto la agricultura ecológica, como la ganadería se caracterizan por asegurar las especies y razas autóctonas, respetar el medio ambiente y favorecer el empleo local.

El estudio ‘Producción Ecológica Mediterránea y Cambio Climático: Estado del Conocimiento’ ha trabajado en los distintos sectores productivos agroganaderos, tanto en ecológico como en convencional, y los resultados han sido esclarecedores. Según las conclusiones del estudio, los cultivos en los que existe mayor evidencia de una fuerte mitigación en ecológico son: cereales de invierno, olivar, subtropicales y cítricos, donde la huella de carbono por kilo de producto se reduce en producción ecológica, en comparación con el modelo tradicional, en más de un 42%, un 100%, un 40% y un 60%, respectivamente.

Entre las conclusiones de este estudio destacan: la evidencia de que el manejo ecológico de los cultivos contribuye a la mitigación del cambio climático a través de la reducción en las emisiones de óxido nitroso por el uso de fertilizantes; el incremento del secuestro de carbono a través de las cubiertas vegetales; y la disminución de la huella total de carbono por kilo de producto en la mayor parte de los cultivos estudiados.

Algunas de las prácticas más prometedoras son: la implantación de las cubiertas vegetales, la reincorporación de los restos de poda, el reciclaje de los residuos de la agroindustria, la reducción del laboreo, el empleo de las energías renovables y el uso de variedades tradicionales.

Según estos datos, como apunta el presidente de Ecovalia, Álvaro Barrera, “la nueva PAC debería considerar la puesta en marcha de estas prácticas que van a disminuir la huella de carbono y, en algunos casos, incluso contar con una huella negativa. El objetivo no es otro que lograr que el cambio se produzca y que el dinero público se destine a la producción de bienes públicos. En definitiva, que se premie a los operadores que hacen mayor esfuerzo en reducir la huella de carbono y en utilizar sistemas que respeten el medio ambiente en la lucha contra el cambio climático”.

Más información:

El estudio al completo se puede descargar de forma gratuita en nuestra web: www.ecovalia.org//images/Informe%20T%C3%A9cnico%20P.E.M.C.C.pdf