Hace unos días escuché en radio nacional, una historia que me gustó, me  movió las vísceras, me hizo sonreír y emocionarme.

Quiero contarla porque es un claro ejemplo de cómo nos conmueven historias que deberían ser total y absolutamente normales.

“En una región de Argentina, un pastor a sueldo, es decir que no tiene más que para ir viviendo al día, recibe una carta de su madre, que vive en otra zona de Argentina, a miles de kilómetros, explicándole que va a ser intervenida quirúrgicamente en breve. El buen pastor, se pasa varios días devanándose los sesos. Él quería estar con su madre en semejante situación, pero no tenía dinero para el viaje ni para la estancia. El hombre sale con las ovejas, (pienso que hasta hablaría con ellas para ver si entre todos encontraban la solución), mientras realiza su trabajo, sigue pensando en cómo iba a salir airoso de la situación. De pronto: ¡Si señor! ¡Lo tengo! Así que una vez recogidas las ovejas y terminada su tarea, se dirige a la emisora de radio local y les pide ayuda. Al día siguiente, el locutor anuncia la petición de este hombre. Se hace desde la radio una recolecta con lo que cada oyente que lo desee,  pueda aportar. En dos horas, obtienen en la emisora una cantidad considerable para que el pastor pudiese afrontar el viaje.

Estuvo con su madre hasta que le dieron el alta y tocó volver a su pueblo. Al día siguiente de su llegada, el pastor, se dirigió a la radio. Dio las gracias a todos por la ayuda y les devolvió en la emisora, el dinero que le había sobrado. “Otro lo puede necesitar y hacerle tanto bien como me ha hecho a mí”. Dijo antes de irse a sus quehaceres cotidianos.

Éste acto, que debería ser normal, devolver lo no gastado, y ser generoso de igual forma que otros lo han sido antes contigo. Éste acto digo, humano e inteligente, nos parece, un acto fuera de lo común, y no solo no nos lo parece, a veces, demasiadas, incluso alguno llegará a pensar, qué tonto el pastor, si ya se lo habían dado, que se lo quede.

He querido contar esta historia real porque pienso que lo que hizo el pastor, es lo que debe hacerse, sin que nos parezca que ha realizado una proeza.

Mordida existencial:          Solamente dejo, porque creo que la vida es buena, más que mala, la historia ahí. Cada uno saque sus conclusiones y con su pan se lo coma.

Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.