El Valencia aprovechó la superioridad mental de los primeros minutos para conseguir dos goles de ventaja. Cristiano acortó antes del descanso. El Madrid lo intentó todo, pero le faltó claridad y no entrar en el barullo.

Un Valencia rejuvenecido. Así se vio a un equipo en la situación convulsa que sabemos. Un conjunto que creyó en el trabajo de Voro y lo llevó al límite.  Objetivo, el medio campo del Madrid.  Esa era la gran preocupación. Así lo hicieron, presionaron, no dejaron maniobrar y ahogaron a un Madrid desbordado por la situación.  Zaza, delantero, o eso dicen las malas lenguas, anotó el golazo de su vida. Acto seguido, Ore llana, puso el 2-0 en una contra perfecta. Era el minuto 8 y el partido se había vuelto loco. A partir de ahí, los locales juntaron líneas y esperaron, pero el empuje morado era grande y combinaba bien. Tuvo que ser Cristiano, quien al filo del entretiempo anotó un golazo de cabeza para acortar la cuenta. Al minuto, tuvo el empate. El Real Madrid se lo empezaba a creer, pero el silbato los mandó a vestuarios.

Cuando parecía que el campo y el juego se inclinaban a favor del Madrid, resurgió el Valencia. Empezó a poder salir tras veinte minutos de zozobra y volvió al plan inicial. La bronca que se fraguaba en el ambiente, bien provocada por los locales, afectaba mucho al equipo de Zidane. Sus jugadores entraban a la provocación, al otro fútbol, pero sabiendo que no sacarían nada. Los de Voro buscaron la desquicia y la lograron, lo que hacía los ataques madridistas precipitados. De ahí al final asedio, caos y poca precisión. Perdió el Madrid en Valencia.

Los de la capital recuperan así un partido de los dos aplazados, aunque siguen manteniendo el liderato. Un gran Valencia cortó en momento de buen juego del Real Madrid. 

Juan Lorenzana Prieto @juanlp91

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