El Ayuntamiento de León ha cumplido un año más con la tradición secular de visitar a las Hermanas Concepcionistas el 8 de diciembre, el Día de la Inmaculada. Los actos, tras la misa y la recepción en el locutorio, continuaron en la Plaza Mayor, con la glosa literaria y la Salve ante la imagen de la ‘escalerilla’.

Un año más, la Corporación de León, encabezada por el alcalde, Antonio Silván, cumplió la tradición de visitar el convento de las Hermanas Concepcionistas y hacerle entrega a la abadesa, sor Beatriz, de un donativo o aguinaldo.

La comitiva  municipal partió del Consistorio de San Marcelo precedida de los maceros, el clarín y el timbal, para asistir a la misa que se celebró en la capilla del convento, misa cantada por las voces infantiles del Coro Municipal.

Al finalizar, y como manda la tradición, el alcalde, concejales y otros asistentes saludaron a las hermanas en el locutorio, momento en el que el regidor hizo entrega a la abadesa del aguinaldo.

Los actos continuaron en la Plaza Mayor ante la hornacina de la Virgen que está en lo alto de la ‘escalerilla’, lugar donde el cronista oficial de la ciudad, Máximo Cayón Diéguez, fue el encargado de la glosa literaria, en la que recordó la devoción mariana y los orígenes de la imagen. El acto finalizó con el canto de la Salve.

La celebración de la Inmaculada en el convento de las Hermanas Concepcionistas tiene este año un carácter especial, ya que cumple 500 años. Fue fundado por Leonor de Quiñones, una hija del primer conde de Luna, como invitada de honor al oficio religioso. En 1656, el Ayuntamiento acude oficialmente por primera vez al convento institucionalizando la visita el día de Nuestra Señora de la Concepción. Desde 1668, el Ayuntamiento viene ofreciendo su donativo a la congregación. Si bien al principio era cera, ésta fue sustituida por limosna en metálico.