Por debajo de la puerta, penetró en la habitación un aroma exquisito a paella. Las aletas de su nariz, amuecaron su fisonomía para que a través de ellas, el cerebro pudiera percibir toda la intensidad del aroma. Hizo amago de cerrar el libro, pero siguió leyendo, la lectura se estaba poniendo muy emocionante, “un equipaje de moscas frías le estremecía el cuerpo”, (frase del libro “Calle Feria” de Tomás Sánchez Santiago), era como si de pronto, se viera inmerso en aquella calle que el escritor describía con pimpante desenvoltura. No tuvo más remedio que colocar el marcapáginas y salir de la habitación, era la tercera vez que oía desde la cocina: ¡Vamos a comer! ¡El arroz se va a pasar!

Esta introducción, quiere ser una dingolodanga disculpa para agradecer a Helena José García Fraile, nuestra bibliotecaria, la existencia de un Club de Lectura, que tanto nos está enseñando y mostrando. Sin ir muy lejos, el pasado viernes, nos visitó en nuestro Club de Lectura “Río Órbigo” el autor del libro que nos había encomendado tan acertadamente nuestra querida Helena, me refiero a “Calle Feria”, con el que Tomás Sánchez Santiago, su autor, consiguió el IX Premio de Novela Ciudad de Salamanca 2006.

El autor, una persona muy cercana y llena de conocimientos, nos mantuvo durante un buen rato, con la atención totalmente concentrada en sus palabras. Comunicador donde los haya, nos encandiló con su forma de explicarnos de dónde había salido ese libro tan espectacular, que llega a cada esquina del lector, aportándole vocabulario, metáforas, dichos, palabra que como él mismo indica en las páginas de “Calle Feria” tienen densidad: “Son palabras con baba, que se resbalan por la médula del escuchante”. El libro está sembrado de perlas como esta o: “ La noche estaba entrando en sus medias negras”. O “ Las lágrimas se le deslizaron como pequeños animales transparentes hacia la boca”. Está claro que en Tomás Sánchez Santiago, lo que hay, además de un excelente narrador, es un extraordinario y singular poeta. Es poeta ante todo. En su narrativa, no puede dejar de seguir metaforizando la vida. Creo que ha sido una gratísima experiencia leer su libro y además contar con él para que nos llene con su palabra siempre adecuada y teñida de metáfora.

Mordida existencial: Un mordisco cordial para Helena José García Fraile, que se preocupa por nuestra salud literaria. También para el Bahía, que acomodó su geografía a las palabras para dar cabida entre sus paredes a una tarde de letras y viandas. Y otro mordisco para todos los que conforman el tejido de un club tan positivo. Si te animas, ven a formar parte del Club de Lectura “Río Órbigo”, siempre te lo agradecerás.

Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.