El Real Madrid, comandado por un Isco sublime, se gusta y golea en el Villamarín

Plácido. Así planteó el Betis de Poyet el partido ante el Real Madrid. A pesar de la insistencia del técnico uruguayo desde la banda, desgañitándose, “juntos, juntos”, el conjunto andaluz estuvo a merced de su rival y partido literalmente en dos, sin ningún rastro del medio campo.

isco-2Si tenemos que evaluar todos los partidos del Real Madrid desde que llegó Zidane, este probablemente sea el mejor. Completo, con fútbol y, por momentos, exquisito en las acciones como la del cuarto gol, la contra perfecta. Uno de los artífices de este meneo futbolístico fue Francisco Alarcón, más conocido como Isco. El malagueño fue lo que siempre ha sido, arte. Esa manera de llevar el balón pegado a la bota, esa clase para no perder nunca la pelota mientras es presionado y, sobre todo, ese ‘oh’ que exclama todo aquel amante del fútbol cada vez que maneja el esférico. Él fue el guía, el faro que iluminó a un equipo que necesitaba vencer y convencer, y lo hizo. 

Abrió la cuenta Varane tras otro caramelo de los que habitualmente reparte Tony Kroos. Con un Betis partido por la mitad, el Madrid encontró los espacios y los atacó. Benzema anotó el segundo y un imperial Marcelo, el tercero. Todo el pescado vendido cuando llegó el contraataque perfecto que culminó Isco para el 0-4 tras gran asistencia de Pepe. Cejudo acortó distancias iniciado el segundo tiempo,pero faltaba la función maestra con el sutil misil teledirigido a la escuadra del artista. Cristiano puso el 1-6 definitivo.

Y alguno sigue queriendo vender a Isco. Por gente como él, merece la pena pagar una entrada. El Madrid se gustó y jugó uno de los mejores encuentros de la era Zidane. El conjunto merengue termina así con la racha de cuatro partidos sin ganar. Próxima cita, el martes ante el Legia de Varsovia.

Juan Lorenzana Prieto @juanlp91

Fotografías:  Twitter: @MeuRealMadrid   y @PakPassionSport