- La propuesta de Esther Calzado dejará sobre el escenario reflexiones plásticas sobre las violencias machistas
- ‘Visible lo invisible’ mostrará el 25 de noviembre una colección que propone una mirada conjunta ante este tipo de agresiones
En el escenario del Auditorio Ciudad de León, reflexiones plásticas sobre las violencias machistas. Llega ‘Eje de abscisas’, una propuesta materializada por Esther Calzado Mayo y que deja consideraciones plásticas sobre las violencias machistas.
Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la Concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de León, entre otros actos, celebra este desfile de moda que muestra una colección de ropa hecha con ese mismo fin.
De este modo la cita tendrá lugar el próximo 25 de noviembre a partir de las 21:00 horas, con entrada libre y gratuita hasta completar el aforo (recogida de invitaciones en el propio Auditorio desde el viernes 20 de noviembre –dos por persona-).
‘Visible lo invisible’
‘Eje de Abscisas’ es la forma de mostrar a través de un desfile una colección de ropa denominada ‘Visible lo invisible’ que invita a reflexionar sobre la desigualdad de género: estructural, coyuntural y familiar, casi siempre invisible. Se trata de un proyecto artístico de sensibilización y es el proyecto vital de su autora, Esther Calzado.
La propuesta upcycling (realizada con materiales reutilizados, recuperados y reciclados) intenta mostrar lo que pasa y parece que no pasa, lo que está ahí silencioso y latente, con la intención de revelar esta realidad para avanzar en una sociedad igualitaria.
Algunas situaciones de desigualdad son invisibles “al igual que el currículum oculto de nuestras trasmisiones culturales o educativas, que permiten perpetuarlas y los estereotipos de género que las hacen tolerables y que son el origen de comportamientos machistas y demás violencias, incluidas las institucionales”, remarca la artista.
25 años de historia
Esta colección se inició hace 25 años y sigue en proceso. Los dieciocho primeros trajes fueron creados para la exposición colectiva Mujer, Arte y Compromiso y presentados por primera vez en el Museo de la Ciudad de Madrid (año 1998) y posteriormente en otras ciudades españolas; Badajoz y Burgos (1999), Valencia y Jaca (2000), Granada (2001), y Santiago de Compostela (2002).
En ese momento se abordaban sólo dos temas, el de la mujer objeto y la doble jornada laboral. La colección se inició con un compromiso feminista bastante naif: un análisis de la cosificación del cuerpo femenino y del coste personal de la mujer al acceder a la vida laboral. El trabajo originario fue básicamente sobre estereotipos; el de la crianza fácil o la maldad femenina, la mujer objeto de deseo y de pecado.
La decisión de trabajar sobre tópicos se debe a su facilidad para ser entendidos; la mujer bandera, florero, la que para el tráfico o el cuerpo “danone”. La de utilizar objetos cotidianos para su realización obedece a la misma necesidad de facilitar el mensaje; la crítica a los piropos callejeros se hace así a través de un bañador negro con una diana a la altura del culo en la que está clavada una flecha cuyo culatín es un ojo.
La propuesta
La falta de corresponsabilidad en las tareas de la casa con trajes que además de usar los utensilios de limpieza y enseres domésticos como sustitutos de la tela utilizan el humor. La construcción de cada uno ha sido un reto técnico, ya que la mayoría no se soporta sobre elementos textiles, pero debía poder usarse, ponerse y quitarse sin demasiada dificultad y además adaptarse a varias tallas.
Retomar el proyecto después de 14 años se debió a una cuestión personal, a un compromiso militante con el feminismo y al deseo de mostrarlo en León. Pero la vuelta al trabajo sobre la colección la hizo una mujer completamente diferente. Con varias perspectivas nuevas, una de ellas la de la maternidad, se incorporan al proceso creativo dos temáticas más: la falta de educación sentimental y la violencia psicológica que, aunque no lo parezca, están íntimamente relacionadas.