Un buen propósito para comenzar en cualquier momento es ocuparse de una vez por todas de disminuir de forma inteligente el consumo energético, sobre todo en el hogar

Lo primero, desenchufar

Así de simple, cualquier aparato o dispositivo enchufado o en modo “stand by” gasta más energía de la que se cree, aproximadamente entre un 5% y un 10% del total del consumo global de la vivienda, y evidentemente es energía que directamente se desperdicia. Por poner un par ejemplos, un televisor que permanezca toda la noche en “stand by”, consume casi lo mismo que si estuviera funcionando durante 2 horas. Y una impresora en modo “stand by” consume unos 12 euros anuales. Si no están en uso, lo mejor es apagarlos y desenchufarlos. Un buen truco es usar regletas con interruptor independiente, así es posible desconectar selectivamente los aparatos que queramos.

Regular la temperatura

En cualquier época del año, tanto si hace calor como frío, lo mejor en el hogar es optar por una temperatura que oscile entre 17º-21ºC en invierno y 24º-26ºC en verano. Cada grado arriba o abajo que se desee supone un incremento en el consumo de un 5-7%. Emplear un termostato digital programable ayudará a lograr la temperatura ideal en cada momento, ahorrando en el consumo en los momentos del día cuando no se está en casa.

Ahorrar energía a la hora de usar electrodomésticos

Este apartado podría extenderse largo rato. Desde la cocina con hornos y vitrocerámicas hasta lavadoras o lavavajillas. Lo primero es mirar bien la etiqueta energética de los electrodomésticos a la hora de elegir entre diferentes modelos. Dicha etiqueta establece 7 categorías de eficiencia que van de la “A” a la “G”, y que da información sobre el consumo de energía, de agua o nivel de ruido del mismo. Mejor cuánto más se acerque a la “A”, y es especialmente importante si se trata de una nevera o de aparatos que vayan a estar en permanente funcionamiento.

En el arte de cocinar siempre hay trucos que ayudan a optimizar la energía empleada. Detalles como escoger el recipiente adecuado para la cocción, mantenerlo tapado mientras se utiliza, o aprovechar el calor residual, ayuda a ser mucho más eficientes. Es conveniente darse cuenta de que cada vez que se abre el horno cuando está en marcha es un desperdicio de energía, así como saber que a más temperatura, también más energía se requiere.

En el caso de lavaplatos o lavadoras, pasa lo mismo con la temperatura. Lo mejor es optar por programas de lavado en frío si lo que se quiere es ahorrar al máximo. También es conveniente usar programas cortos y llenar bien dichos electrodomésticos, evitando así lavados a media carga.

Cambiar las bombillas

Cambiar las luces incandescentes o halógenas de la casa por bombillas LED es una pequeña inversión con la que podemos ahorrar entre el 80% y el 90% del consumo energético en iluminación. Hay que tener en cuenta que las bombillas tradicionales gastan mucha energía para producir poca luz, con el añadido del calor que desprenden que es energía que se desperdicia. Además, las luces LED son mucho más duraderas. Hay diferentes opciones de colores y niveles de luz, se pueden usar en exteriores y resisten bastante bien los cambios de clima. Y obviamente no hace falta derrochar: apagar las luces que no son usadas es un básico.

Gadgets para el ahorro de energía

Saber el consumo energético de toda la vivienda o aprovechar la energía solar a través de gadgets tecnológicos es un recurso cada vez más a la mano. De medidores de consumo que dan información en tiempo real y permiten monitorizar los picos de demanda a lo largo del día a lámparas solares o cargadores solares de móvil y otros pequeños aparatos, el universo crece de modo exponencial y siempre serán una ayuda en el ahorro energético. Al final se trata de pequeños gestos, que no sólo nos supondrán un ahorro en el bolsillo, sino que contribuirán a hacer un uso más responsable de la energía y ayudarán a cuidar al medio ambiente y al planeta.

Fuente: twenergy.com / Chikome Yayi Nauí / Ambientum