Cuando el Bernabéu suena, impresiona. La noche ante el Sevilla traía un halo mágico, el del último partido en casa de la temporada para el Real Madrid. Y es que el conjunto merengue pondrá el broche de oro, o de hojalata, fuera de su templo. 

No obstante, el público quiso hoy darle el último grito. Un grito que sonaba a campeón pero, que de momento, es solamente un grito. 

El fútbol es muy puñetero, lo sabemos, pero lo cierto que en el Bernabéu sonaron campanas de Liga. Se registró la tercera mejor entrada de la temporada y no solo eso, sino que se escuchó al Bernabéu que tanto reclamamos cualquier aficionado al fútbol. 

El Coliseo blanco fue un hervidero. Tan solo la pausa Del Real Madrid en su juego le puso un poco nervioso. El Barcelona goleaba y el Madrid sufría en la incertidumbre, se palpaba. Pero a la enésima aparición de Cristiano, el Santiago Bernabéu reventó, estalló, soltó toda la adrenalina que parecía haber contenido durante el año para el día de hoy. No podían celebrar el título hoy, pero lo hicieron, lo dejaron caer, saben que la Liga está muy cerca lo dejaron claro.  A ritmo de ‘Olé’ rugía la tempestad. Los jugadores eran el torero, el Sevilla, el animal en cuestión. 

La afición se entregó a la causa del equipo de Zidane, de aquel que está volviendo a repetir la gloria con el mismo equipo al que le dio la Novena con aquella volea inimaginable. Desde luego, no pintan bastos para el Real Madrid, que ya en la final de la Champions, buscan asestar el golpe definitivo a la Liga aguantando el empuje del Barcelona. 

80.000 gargantas animaron sin parar, convirtiéndose el final del partido en una fiesta sin precedentes esta temporada (olvidemos partidos Champions). Sin embargo, esto es fútbol y no se puede dar nada por hecho. El Bernabéu se despide, el espectáculo continúa. Show must go on. 

Juan Lorenzana Prieto @juanlp91

Fotografías: Jeiser White @JeiserWhite