Se ha desarrollado en el primer semestre del curso con la colaboración de la Asociación de Mujeres Emprendedoras ‘Zardinas’ de Villaquilambre.

El Grupo de Innovación Docente de la ULE para la Transferencia de Conocimiento Universidad-Empresa (TRANSCUE), coordinado por la profesora Almudena Martínez Campillo de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, en colaboración con la Asociación de Mujeres Emprendedoras ‘Zardinas’, creada en el seno del Centro de Información y Asesoramiento a la Mujer e Igualdad (CIAMI) del Ayuntamiento de Villaquilambre, han desarrollado durante el primer semestre del curso académico actual una experiencia de Aprendizaje-Servicio, dirigida a que equipos multidisciplinares de estudiantes universitarios pusieran los resultados de su aprendizaje en cinco asignaturas del ámbito de la Dirección de Empresas al servicio de un grupo de mujeres emprendedoras del medio rural.

La iniciativa se ha desarrollado en el marco de la Convocatoria 2016 del Plan de Apoyo a los Grupos de Innovación Docente de la ULE, para llevar a cabo el proyecto titulado “Participación los estudiantes en el proceso de aprendizaje y Responsabilidad Social Universitaria: Buscando un nexo de unión con una experiencia de Aprendizaje-Servicio en el ámbito de la creación de empresas”.

El proyecto ha sido liderado por la profesora Martínez Campillo, y ha contado con la participación de Pilar Sierra Fernández, Yolanda Fernández Santos, Constantino García Ramos y Luis Miguel Zapico Aldeano, así como un grupo de estudiantes de los Grados en Administración y Dirección de Empresas, Comercio Internacional, Finanzas, Ingeniería Eléctrica y del Máster Universitario en Ingeniería Industrial, además de seis mujeres emprendedoras, María José Alonso, Rosa Gallego, Clara García, Ana Guerrero y, finalmente, Iria Arangunde y Gloria Rodríguez, que están colaborando en un proyecto de negocio común.

El ‘Aprendizaje-Servicio’ es un nuevo método docente que consiste en combinar el proceso de formación de los estudiantes universitarios con su participación en la prestación de un servicio gratuito a la sociedad. De esta manera favorece tanto el aprendizaje de las asignaturas como el desarrollo de habilidades altamente demandadas en el mercado laboral actual (capacidad para resolver problemas reales de la sociedad, realizar un razonamiento crítico y reflexivo, trabajar en equipo, liderar un grupo, hablar en público,…). También permite que se se cubran ciertas necesidades sociales, ya que los alumnos se forman trabajando en iniciativas de servicio y apoyo a la comunidad local con el fin de mejorarla.

En definitiva, esta metodología persigue optimizar la calidad del aprendizaje académico de los estudiantes, ya que incrementa su motivación, implicación y profundización en los contenidos curriculares aprendidos, así como su rendimiento académico, al tiempo que contribuye a su formación integral como personas socialmente responsables.

UN MEDIO DURAMENTE AFECTADO POR LA CRISIS ECONÓMICA

Almudena Martínez Campillo explica que “el medio rural es uno de los entornos que más se ha visto perjudicado por la crisis económica sufrida durante los últimos años, de manera que, ante la falta de empleo o de expectativas sobre el mismo, una opción es la creación de una empresa propia, que, además de generar puestos de trabajo, contribuye al desarrollo de las zonas donde las nuevas empresas se implantan”.

En este contexto, la evidencia demuestra que las mujeres emprendedoras “están siendo un agente clave para el desarrollo económico y social del mundo rural”. Sin embargo, una vez que tienen la idea de negocio, aunque ésta sea innovadora y tenga posibilidades de éxito, en general, se están encontrando con varias dificultades a la hora de dar el paso hacia el autoempleo. Entre ellas, destacan los problemas para definir o desarrollar adecuadamente sus ideas de negocio, la necesidad de demostrar su viabilidad económica, o las limitaciones para acceder a los recursos comerciales, técnicos, humanos y, sobre todo, financieros para la puesta en marcha de las nuevas empresas.

Además, -apunta Martínez Campillo-, “existe otra dificultad adicional, que es la propia falta de conocimientos, experiencia previa o, incluso, asesoramiento para abordar cualquiera de los tres problemas anteriores, todo lo cual reduce de manera significativa la probabilidad de éxito de sus nuevos negocios”.

Tras detectar esta necesidad social en el entorno más cercano y valorar las oportunidades de servicio por parte de los alumnos atendiendo al contenido curricular de las cinco asignaturas implicadas, la experiencia diseñada por equipo docente de la ULE ha consistido en organizar cinco grupos multidisciplinares de estudiantes bajo el formato de equipos interactivos, tutelados por los profesores del Grupo y apoyados en las nuevas tecnologías, de manera que cada uno de ellos tenía que prestar un servicio gratuito de asesoramiento integral, es decir, relativo a las principales áreas funcionales de una empresa –administración, marketing, operaciones, contabilidad y finanzas–, a un proyecto emprendedor especifico iniciado por mujeres de distintas pedanías del municipio de Villaquilambre.

Se trataba de resolver sus dudas y atender sus necesidades de información en la etapa concreta del proceso de creación empresarial en la que se encontraban, ya fuera el propio desarrollo de la idea de negocio, el estudio de su viabilidad y/o la inminente puesta en marcha de la nueva empresa.

BALANCE POSITIVO DE ALUMNOS Y MUJERES EMPRENDEDORAS

Los estudiantes han reconocido que esta actividad les ha resultado intelectualmente muy estimulante, incrementando su motivación e interés por las asignaturas, y que ha sido muy útil para mejorar su formación académica, ya que han aprendido tanto en el entorno universitario como en contacto con la propia realidad empresarial. También consideran que les ha permitido ampliar sustancialmente sus conocimientos, debido a una mayor profundización en los contenidos de sus propias asignaturas y a la aportación de las cuatro materias restantes, así como adquirir importantes capacidades altamente demandadas por la sociedad a los profesionales y difíciles de alcanzar con otros métodos de enseñanza.

Desde el punto de vista pragmático, todos señalan que ha sido muy satisfactorio ver que los contenidos aprendidos en la Universidad tienen utilidad en el mundo empresarial real. Por último, ponen de manifiesto que la actividad ha cumplido ampliamente sus expectativas y que la recomendarían a otros estudiantes.

Por su parte, las seis mujeres emprendedoras implicadas han valorado muy positivamente la iniciativa, y reconocen que el servicio de asesoramiento prestado por los estudiantes universitarios ha sido muy fructífero, así como crucial para resolver sus dudas y atender sus necesidades de información a la hora de perfilar mejor sus ideas de negocio, simular su viabilidad comercial, técnica y económico-financiera en el mercado, e implantar exitosamente sus proyectos de emprendimiento. Además, consideran que este tipo de actividades permite resolver un problema que afrontan muchas emprendedoras rurales una vez que tienen la idea de negocio y son incapaces de ponerla en marcha por falta de formación, experiencia o incluso información respecto a la gestión de cada fase del proceso emprendedor. Por otro lado, todas reconocen que participarían en un futuro en iniciativas de este tipo organizadas por la ULE.

Finalmente, tanto los estudiantes como las seis emprendedoras rurales participantes están de acuerdo con que la Universidad debería realizar más actividades interactuando con la sociedad y vinculando experiencias docentes con las necesidades reales de los ciudadanos, especialmente cuando éstos carecen de los conocimientos y las habilidades que se transmiten y trabajan en las aulas universitarias.

“En definitiva, -concluye Martínez Campillo-, los resultados de la experiencia de innovación docente desarrollada por este Grupo de Innovación Docente de la ULE avalan que el Aprendizaje-Servicio es una buena metodología para favorecer el desarrollo curricular, personal y social de los alumnos, así como para avanzar en uno de los grandes retos de la Universidad actual –la transferencia de conocimiento a la sociedad–, sugiriendo que sí es posible unir el éxito académico de los estudiantes con el compromiso social de la Universidad”.