Hoy, martes 14 de octubre, una representación de este colectivo ha acudido al  “VII Congreso sobre despoblación: tomar conciencia, reflexionar, dar respuesta” con intención de que se escuchen sus reivindicaciones aprovechando la visita  del Consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio Juan  Carlos Suárez-Quiñones.  

Al acto también se sumaron Agentes Medioambientales y Técnicos de la  Consejería de Medio Ambiente que se movilizaron para trasladar sus  reivindicaciones al Consejero que a pesar de estar anunciado como primer  ponente de estas jornadas no se presentó. En su lugar acudió el Viceconsejero  Rubén Rodríguez Lucas. Los trabajadores entraron en la sala donde se realizaba  la presentación durante la intervención del Viceconsejero y desplegaron una  pancarta que decía “Somos tu despilfarro”.  

“Ya se apagaron los incendios pero no nuestra indignación” dicen desde el operativo de  incendios forestales que, recuerdan, es competencia de las Comunidades Autónomas.  Exigen que de una vez “se estabilice al operativo trabajando 365 días, desaparezcan las  empresas intermediarias, sea cual sea su naturaleza, pasando a ser personal laboral de la  Junta, ampliación en personal y medios del operativo y que se dignifique su profesión (aplicación de coeficientes reductores, salarios acordes a la peligrosidad y penosidad del  trabajo, logística y planificación adecuada en los incendios…).  

En su comunicado dicen: “Exigimos la dimisión por su inepta, negligente y criminal  “gestión” del operativo de incendios forestales, tanto de José Ángel Arranz y Juan Carlos  Suárez-Quiñones como del máximo valedor de ambos y Presidente de nuestra  comunidad, Alfonso Fernández Mañueco. Sus números les avalan: 141.000has  calcinadas, 4 personas fallecidas, decenas de pueblos desalojados afectando a miles de  vecinas y vecinos solo en este año, 2025.”  

Muchas de las personas que trabajan en el operativo de incendios forestales,  conductores/as, vigilantes de las torres, peones auxiliares, bomberos y bomberas  forestales todas ellas, viven y trabajan en pueblos pequeños y saben de primera mano  lo que significa un incendio en las tierras que habitan.  

Nos comentan a este respeto: “La España rural, vaciada, olvidada, abandonada, sufre  con especial saña el efecto del fuego. Los proyectos viables parten de entornos naturales  que aportan paisaje, identidad, sector primario y hacen de estas zonas destinos para el  turismo de naturaleza. Una vez abrasadas por el fuego pierden todo su atractivo, su  valiosa biodiversidad, su futuro como motor económico rural.”  

Añaden con especial enfado: “Nuestros gobernantes parecen solo acordarse de la  España rural para ubicar sus macrogranjas, sus macroplantas solares, sus macroparques  eólicos, todo lo macro para que nos quedemos con lo micro: micropresupuestos,  microservicios, microinversiones…” 

Y concluyen: “Pedimos dignidad e inversión para que nuestros pueblos, nuestros  paisajes, nuestra identidad, se preserven como antes otras personas lo preservaron.”  

Concretando en esta jornada, que califican de “broma de mal gusto” pues creen  “totalmente desacreditado al Consejero, o en su ausencia al Viceconsejero, para hablar  de despoblación”, aportan la siguiente reflexión:  

“Desde 1987, cuando el PP empieza a presidir esta Comunidad, la población era de  2.576.210 en diciembre de ese año. A 1 de julio de 2025 somos 2.406.016, esto es, un  descenso de 170.194 personas, -6’6% tras 38 años de políticas de espaldas al mundo  rural. Mientras, la población en España ha pasado de 38.731.578 a 49.315.949 a 1 de  julio de 2025, un aumento de 10.584.371 (27’32%).  

Según datos del INE, reflejados en el informe “Situación Económica y Social de Castilla  y León 2024” del Consejo Económico y Social (CES), vivimos el 18’84% de la población*  en el 79’47% de la superficie de nuestra Comunidad (*: “Rural profundo”, que recoge los  1970 municipios con menos de 2000 habitantes). O lo que es lo mismo, menos de la  quinta parte de la población “ocupa” cuatro quintas partes del territorio. O, en otras  palabras, suponemos pocos votos por los que hacer políticas que fijen población, que  cuiden nuestros entornos, que pongan en valor el valioso patrimonio cultural, histórico y  natural de la castilla olvidada.  

Y así, en un perverso círculo vicioso, desaparecen las médicas rurales para las que sus  puestos de trabajo no tienen alicientes respecto a otros en localidades más pobladas; lo  mismo podemos decir de las maestras, de los funcionarios de cualquier organismo, de  los servicios más básicos; del acceso a las telecomunicaciones (problemas o inexistencia  de cobertura para telefonía móvil, acceso a internet del siglo XXI); del transporte público,  con la desaparición de trenes u horarios, allí donde se mantienen las líneas; de la escasa  o nula oferta cultural; y un largo etcétera que hacen que eso de fijar población sea un  eslogan de precampaña como en la que estamos.  

Las personas responsables de esta situación no deberían asistir, y menos como ponentes,  a una jornada que habla de despoblación, siendo partícipes por acción u omisión de ella.  Sin ir más lejos, si el Consejero Suárez-Quiñones se creyera el dispositivo contra  incendios, no habría lugar para contratos eventuales y todas las personas que desde  este lunes 13 de octubre (fin de la Época de Peligro Alto/EPA) pasan otro año más al  desempleo, pasarían a ser esa población fijada en el “rural profundo”. Pero claro, como  “somos un despilfarro”, el Consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del  Territorio seguirá sin fijar población con sus políticas”.