Aquel autobús le traía a mal traer. Cada vez que veía el bus le daban ganas de entrar y ponerse en una de aquellas camillas instaladas dentro, para la donación de sangre. De hecho, la primera vez que subió, convencido de que podía donar como todos los que estaban allí, se llevó un gran disgusto al no poder hacerlo. Eres muy joven aún, le dijeron, hay que tener dieciocho años, cuando los cumplas, ya puedes venir y donar cada tres meses. Así que el primer domingo que apareció el autobús y él ya había cumplido los dieciocho años, se acercó con alegría. Hoy sería un precioso día, pues podría hacer posible su primera donación de sangre. Sería la primera de más de las cien donaciones que lleva realizadas por el momento.

Este gran donante que ya el 14 de junio del 2014, recibiera la Gran Cruz de Oro de la Hermandad de Donantes de Sangre, de manos de la entonces presidente de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes en el palacio de Cibeles de Madrid, no es otro que Roberto Arias Castellanos.

Haciendo mención al título: “Migas ochenta y cuatro”, estaría fenomenal que hubiera, al menos estas ochenta y cuatro migas en muchos de los pueblos de nuestra geografía, para que el banco de sangre, se convirtiera en una hogaza siempre abierta a poder abastecer todas las necesidades sanguíneas a las que se enfrenta el sistema sanitario. Cada vez es más necesaria la donación de sangre, ya que somos más personas con riesgos de todo tipo y además llegamos a edades en las que las enfermedades, aunque sea solamente por desgaste celular, son más frecuentes y crónicas. Para muchas dolencias, es esencial la sangre, en general o alguno de sus componentes en particular.

Cada vez es más frecuente la llamada de la Hermandad de Donantes de Sangre de  León, de Fundación Nacional Fundaspey de todas las entidades que tienen que ver con la sangre y con el trasplante de órganos, para que las personas solidarias se acerquen a donar ese precioso líquido rubí que todos podemos ofrecer para ayudar a personas que por muy diversos motivos, léase: accidentes, tratamientos contra el cáncer, enfermedades varias y otras adversidades de la vida; necesitan el apoyo de la sangre.

La sangre solo y exclusivamente se fabrica en el cuerpo humano vivo, por lo tanto, si no hay donantes, la muerte, en muchas ocasiones, tiene muchas más ventajas.

Seamos solidarios, si podemos, tanto como nuestro extraordinario donante Roberto Arias Castellanos y donemos un caudal que es de todos.

Lamiguería: Tristeza de tanta sangre derramada en Gaza y en Ucrania, que solo sirve para entretejer ríos oscuros en la tierra.

Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.