
A resguardo de lo inhóspito, / curándose la tarde / de las flemas que trajo la mañana, / poco a poco en el anfiteatro / de San Marcos de León, / el aire se llena de rosas, / de poetas que se acercan / a repartir pétalos sonoros en el aire. / Se pone la tarde traviesa, / el sol esconde sus rayos / tras la panza de las nubes / que amenazan mojar las palabras, / en esta tarde de celebración. / Doce años de Ágora de la Poesía, / cada último viernes de mes / con las letras sonando en la calle, / con las estrellas como testigos / de los trazos infinitos de los poemas. / Doce años de Ágora de la Poesía, / con el sol delirando en verano / al escuchar el cálido hueco / que queda entre las rutas del lenguaje. / Doce años de Ágora de la Poesía, / con las nubes de otoño / reteniendo la lluvia para que no se moje / el vientre de las poesías./ Doce años de Ágora de la Poesía, / con la nieve abriendo caminos blancos / por donde llegar al ritmo / que respiran las manos, / en las que dormitan los verbos. / En el Ágora, nunca falta el bizcocho, / que atempera los rugidos / de los versos rotos por el dolor. / En el Ágora hay risas, repiqueteos / de frases que llegan muy adentro. / Hay ceños amedrentados / por sílabas que llevan prisa y dolor. / A resguardo de lo inhóspito, / curándose la tarde / de las flemas que trajo la mañana, / poco a poco en el anfiteatro / de San Marcos de León, / el aire se llena de rosas, / de poetas que se acercan / a repartir pétalos sonoros en el aire. / Gracias al Ágora, han aflorado / poetas, palabras, personas, / caminos, provisiones para el alma. / Gracias al Ágora, se han repartido / infinitas raciones de pasión, / sabrosos menús de arte y gracia, / exquisitos condimentos para la sanación, / benefactores mejunjes para soportar rutinas, / elaborados brebajes de conocimiento… / Porque el Ágora es hogar, / es escuela, es cobijo, es razón. / Porque en el Ágora se está, / al resguardo de lo inhóspito.
El poema anterior, quiere ser un homenaje a todos los que han hecho posible que el Ágora de la Poesía, siga estando, siendo y existiendo. Cada último viernes de mes, de cada estación, de cada año, y ya van doce, en el Ágora se ha alfombrado el ambiente con poemas que sirven de combustible para tragar mejor la rutina nuestra de cada día. En el Ágora, la poesía no compite, se comparte, y así, cada uno de los que allí velan por las palabras, se toma una buena dosis de poemas a demanda. Gracias a todos los escuchantes, que son los verdaderos poetas, porque ellos alimentan a las palabras que vuelan en el Ágora. Gracias a los que tuvieron esta preciosa idea y a los que siguen cada viernes haciéndola posible.
Lamiguería: San Marcos fue un hogar de horrores en un tiempo muy triste, sin embargo, su anfiteatro, de doce años para acá, es un refugio de calma, de buenos sentimientos, de paz, de cobijo para las vísceras buenas de la vida y una casa donde poder compartir lo que cada uno pueda aportar.
Manuela Bodas Puente.Veguellina de Órbigo.