
El abuelo no fue picador, como el del cantante Victor Manuel; el abuelo fue cocedor. Aunque parezca una coña, si el abuelo fue cocedor, porque era el que se encargaba de que el jarabe de la remolacha estuviera a punto para sacar azúcar de primera en la azucarera de Veguellina de Órbigo. Esto viene a cuento de que aquí en Veguellina de Órbigo, quién más, quién menos, vivió abrigado por el calor económico de la Azucarera y ahora los edificios y demarcación de la antigua azucarera de Veguellina de Órbigo, construida en 1898, están en estado de ruina y de escombro desde que se cerrara la misma, en el año 1998, provocando una crisis económica y social en todo el tejido y entramado mercantil, cultural y en el modo de vivir del pueblo y de todo el alfoz, ya que algunas familias tuvieron que emigrar. Se llegaron a crear proyectos para esos terrenos que nunca han salido de las palabras que hace unos cuantos años se pronunciaron. El gigante en ruinas, sigue estando presente en la triste geografía de una parte de nuestra historia. Por eso cuando escuchamos que la azucarera de La Bañeza, va a cerrar, se nos mueven las tripas de indignación. No se puede esquilmar la economía de una zona así, lo que se necesita son más puestos de trabajo, no destruir el tejido económico de una comarca. A los pocos jóvenes que nos quedan, se les está obligando a irse, y a dejar colgados sus sueños. De seguir así, el entorno rural se convertirá en desierto.
Un grupo de jóvenes de los que nos quedan, que además tienen ganas de hacer nuevos proyectos y moverse en el mundo de lo rural para dar visibilidad a los problemas de nuestros pueblos, ha formado la -Plataforma por la defensa del patrimonio del Órbigo “El Cervigal”- Gracias a este colectivo, desde marzo, hemos podido disfrutar de un ciclo de cine que comenzó el 1 de marzo con “El tren del olvido”, dirigido por Isabel Medarde y “La voz del concejo”, dirigido por Isabel Medarde y Teresa García, ambas nos demostraron los problemas por los que pasa el ámbito rural, también son cortos que significan una protesta por el abandono que se sufre fuera de la urbe. La segunda cita que nos propuso “El Cervigal”, fue el 19 de abril con los cortos de “Fita”, “La noche” y “Una luz” de Diego Flórez, estos cortos nos enseñaron emotivas historias que ya están en el desván del pasado. La tercera cita, ha sido este sábado en la sala Fundos de Veguellina de Órbigo, y en este caso el director invitado fue Iván Menéndez, que estuvo en el acto y con el que pudimos departir muy amistosamente sobre sus dos proyecciones: “Les Praeres” y “Valdeprusia”. También han elaborado un manifiesto por la recuperación de la azucarera de Veguellina de Órbigo, que se reparte en la entrada de la sala Fundos, en cada una de las actividades que están llevando a cabo. Da gusto encontrarse con personas jóvenes a las que les importan sus raíces, su pasado y que también quieren defender lo nuestro, trabajando con las nuevas tecnologías, pero sin menospreciar la historia de dónde venimos. Estamos siendo testigos de un presente que por olvidar su pasado, está cometiendo los mismos errores que han causado tanto dolor a la humanidad, así que es muy de agradecer que aparezcan islas como “El Cervigal”, que se preocupen y ocupen de nuestra historia y quieran recuperar el ayer para proyectarlo en su futuro.
Lamiguería: Sigue el exterminio de Gaza, Gaz, Ga, G. Sigue Ucrania siendo el punto de mira de muerte y de asedio en el que Putin está construyendo un infierno. Sigue el mundo sin proyectos para la Paz. Ya lo decía mi abuelo: ¿Qué será de nos?
Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.