Había una canción perdida en el cuévano de unas manossabias. Aquellas manos, amasaban pan para los cantores. Aquellas manos, colocadas en las cuerdas de una guitarra hambrienta, se dirigían con sus notas, como migas, hacia las gargantas de los cantores. Entonces, la canción perdida, halló voces, preciosas y precisas voces que vinieron a arrullar con sus melódicos compases, el ritmo de aquella guitarra solitaria y hambrienta, que ahora ya tenía por quién amasar con alegría, con humor, con toda su destreza, los cánticos conocidos que sabían a pan recién amasado, a pan con mantequilla y azúcar de aquel ayer tan cercano. La guitarra posaba radiante en el regazo del músico Juan Martín. El pan, la mantequilla, la miel, la alegría, el sentimiento, es sentir, la pasión, el calor, lo pusieron con sus voces Maribel Carro junto a Javier Vilorio, y nuestra querida Olga Mansilla como artista invitada.

En este pasado noveno concierto de Passionato, ciclo artístico musical en el que las rebanadas de pan auténtico, las corta nuestro director de la banda “Sones del Órbigo”, nos visitaron cuatro artistas que nos dejaron un auténtico sabor al rico pan, que se olía desde la calle cuando se estaba haciendo en el horno. Ese sabor de lo auténtico, con la receta más sencilla, como recordaba el mismo Javier Vilorio, sin más aditamentos que la voz y los acordes de la guitarra de Juan Martín, y las voces de Maribel, Javier y como ya he dicho de nuestra siempre querida y admirada artista local Olga Mansilla.

Fue un Passionato emotivo, en donde se respiraba la cordialidad y el entendimiento entre el escenario y el público, totalmente entregado ya que el repertorio de este grupo es muy diverso, también conocido y entrañable: boleros de todos sabidos, bossanova, blues, etc. No puede quedar en el tintero la canción compuesta por Javier, conocida básicamente por él mismo, pero que nos llenó de aquellos recuerdos de los autos de choque que venían al pueblo durante la fiesta, una composición que nos sacó risas y nos dejó el corazón saboreando las migas de aquellos años en los que nos comíamos el mundo, aunque a veces, no nos comíamos ni una rosca, dicho sea de paso.

Para acabar la bonita y emotiva actuación, interpretaron “Si se calla el cantor”, de Horacio Guarany, pero conocida por la interpretación de Mercedes Sousa, creo que si ambos hubieran estado entre el público, se hubieran emocionado y elevado una ovación como la que se llevó este grupo maravilloso llamado “Vilo& Bell y el Señor Martín y Olga”. Si tenéis oportunidad, no perdáis este concierto hecho con mucho trabajo y cariño.

Lamiguería: Que no se calle el cantor, que siga gritando por Gaza, por Ucrania, por Mianmar, por tantos otros. Que cante por las mismas oportunidades para todos. Que siga cantando el cantor para derrocar al ego, que nos deja sin pan y sin razón.

Manuela Bodas Puente– Veguellina de Órbigo