Hoy la cumbre de la montaña que ya soy, luce plateados rayos nevados. He subido a esa cumbre con las manos sarmentosas de tantos días acogidos en ese cuévano del tacto, en ese charco lleno de caricias traigo kilómetros de piel recorridos. Ellas, mis manos han sujetado las maravillas mas grandes de la vida, a mi madre, a mi hija, a mi compañero, a mis seres queridos, en los mejores, y también en los peores momentos. Mis manos me han enseñado tanto, también mis pies, mi cuerpo, la cabeza, las extremidades, con las he llegado hasta aquí, hasta esta montaña que soy. He llegado a esta cumbre bien, creo que aún con fuerzas para comenzar el descenso, solo pido seguir valiéndome por mi misma. Aquí quiero llegar, en este campo base de la montaña que es “valerse por uno mismo”, quiero pararme un rato para encontrar las palabras que destierren el gesto desagradable de tantas miradas jóvenes cuando ven a una persona mayor, por ejemplo cruzar una calle con su cayado marcando un paso lento. Esas miradas ¿insultantes? como de: vamos viejo, que es para hoy. Esa persona mayor lleva tanta experiencia y tanta memoria con ella, que podría ganar a cualquiera en la carrera de la vida. He dicho que me quería parar en el campo base de “valerse por una misma”, pero más abajo, está el campo base “ya no me valgo por mi misma”. Aquí llega uno de los verbos más duros de conjugar: abandonar. Aquí pongo el punto de mira en expresiones como “pero estos que se queden en casa y no den la lata”. Y quiero decir que éstas, las personas mayores, aún sin valernos por nosotras mismas, podemos hacer carreras de fondo que nos soportarían muchas de las personas jóvenes que nos miran sin darse cuenta de que ellos, si tienen suerte y llegan a nuestra edad, también tendrán que depender de las generaciones jóvenes. ¿Se acordarán de la prepotencia y el desaire con el que trataron a sus mayores?

En el auditorio, quedó sembrado un silencio durante varios minutos, hasta que los aplausos sonaron con fuerza. Los asistentes al documental, eran jóvenes del año 3.023 que estaban documentándose para hacer un trabajo del 2.023. Naturaleza, había dado la vuelta al cuentakilómetros de la humanidad, había puesto sus propias normas para impedir la extinción de la especie humana en Tierra. Y…, estaba dando buenos resultados. Naturaleza siempre tiene razón, aunque la inteligencia humana, se crea superior y no se de cuenta de que la experiencia y la memoria son dos alimentos vitales para existir y coexistir.

Neuronada: La palabra EDADISMO, fue formulada por primera vez por el gerontólogo y psiquiatra estadounidense Robert Neil Butler en el año 1968, para poner nombre a la humillación, olvido y discriminación que las personas mayores sufren debido a su edad, por una parte de la sociedad. A todas las personas nos llega esta maravillosa etapa de la vida, de lo contrario es que hemos dejado la piel en el intento, por eso si ante una persona mayor, sientes cualquier tipo de rechazo, ponte en su lugar y contempla sus manos, cada arruga, cada temblor es un surco de vida que ha contribuido a tu existencia.

Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.