Hubo una vez un rey, cuya isla tenía un manantial de agua con unas propiedades maravillosas para sus gentes, gozaban de buena salud y de eterna juventud, pero viendo la barbarie de sus semejantes, que luchaban y peleaban por cualquier motivo, mando construir una fortaleza totalmente blindada para que nadie pudiese entrar en su isla, hasta el cielo se alió con ese rey, lo envolvió en un manto verde y gris oscuro. Estaba rodeada de agua, cocodrilos y animales casi prehistóricos que eran capaces de destruir todo lo que se le pusiese al alcance.

Pasaron tantos años y siglos que el resto del mundo se había olvidado de que en aquel lugar triste y oscuro había vida hasta que un día se aproximó un barco de recreo, era una familia con un muchacho muy aficionado a los drones, viendo aquella maravilla de lugar, aunque un poco tétrico el muchacho lanzó su dron con cámara incluida y lo que vio en la fortaleza lo dejó anonadado, volvió a recoger su dron y lo cargo con todas las fotos de las que disponía y volvió a poner la máquina sobre la cúpula de aquel lugar, luego a su orden las fotos se dispersaron por todo el recinto. Lo que ocurrió a continuación fue sorprendente, el puente levadizo bajo por primera vez en siglos y una comitiva con personajes de cientos de años salieron por primera vez en su vida, a recibir a sus visitantes.

 

LUCERO DEL ALBA