Vivimos tiempos de una gran polarización mundial que no solo se plasma en la geopolítica de los países sino también en la política que se lleva a cabo en el interior de los mismos.Esta política interna se traduce en un tira y afloja entre el gobierno y la oposición más propio de enemigos irreconciliables que de compatriotas cuyo fin sea la mejoría de las condiciones de vida de los ciudadanos.
Lo ocurrido en EEUU y Brasil son un buen ejemplo.En ambos casos una trama ultraderechista se ha instalado en la sociedad y a tratado de impedir que se haga efectivo el resultado de las urnas en las últimas elecciones presidenciales.Una marea de ciudadanos son aleccionados desde las propias redes del poder y enviados a las protestas callejeras o más grave aún, como ha sido el intento de la toma del Capitolio en EEUU.
Para que esto ocurra se necesitan una serie de elementos que empiezan a ser habituales en muchos países ,a saber: una derecha política ultramontana aglutinada en torno a unos poderes económicos y mediáticos que la legitiman,una salida de los cauces constitucionales y una manipulación de los resultados electorales que a base de mentiras consideran como un fraude electoral.
En nuestro país no hemos llegado a tales extremos de un modo público y evidente,pero parece que se están dando los pasos en ese sentido y todo ello con el fin de instaurar gobiernos de corte reaccionario similares a los que ya existen en países europeos tales como Polonia,Humgria y puede que Italia.
La elección de Núñez Feijóo como presidente del PP o mejor dicho,la forma como se quitaron de en medio a Pablo Casado, constituye un caso paradigmático de como un partido es manejado entre bastidores por quienes, un periódico no sospechoso de izquierdista como El Mundo ha venido a llamar la derecha política,judicial y mediática.
Feijóo sabe que a pesar del paripé que se hizo para su nombramiento en un llamado “congreso extraordinario”,no tiene el respaldo de esos poderes que confluyen en el ecosistema madrileño y además no controla desde dentro el partido,todo lo cual supone un gran menoscabo de su legitimidad.Y esto corrobora a la perfección la espantada que ha tenido que dar con el acuerdo pactado con el PSOE para renovar el CGPJ y que rompió de forma unilateral.Le han torcido la mano,han manipulado y mentido para justificar el “no acuerdo” y se ha vuelto a la época de Pablo Casado de atrincheramiento que impide cumplir el mandato constitucional.
La propaganda mediática afín se ha encargado de colocar la noticia y de paso hacer ver que la presidenta madrileña es la que le ha susurrado al presidente del PP la inconveniencia de firmar ese acuerdo que ya estaba suscrito.
Esta forma de expresar lo que resulta excepcional como normalidad nos sitúa en esa polarización de la que hablaba al principio consistente en considerar al contrario político como el enemigo y ya se sabe que al enemigo ni agua.
Debe de tener mucho cuidado el Sr.Feijóo;está en un territorio que le es ajeno, que le ha sobrevenido ya que le ofrecieron la presidencia del PP como la forma más rápida y fácil de cerrar la crisis que se abrió con la expulsión de Casado (que había ganado la presidencia de modo legítimo),y solo le queda para mantenerse aceptar las imposiciones que vengan desde los círculos que manejan el partido u otro contendiente se lo comerá.
Mi impresión es que no llegará a las Elecciones Generales del año próximo como candidato.El icono mediático de la derecha reaccionaria ya está creado y solo se espera el momento adecuado para su presentación.A Feijóo solo le queda cumplir órdenes o navegar contracorriente como el un nuevo” héroe” gallego y ambas opciones son dolorosas.
A.Nieto
Noviembre 22