El Convenio de la Albufeira, firmado por España y Portugal en 1998, regula la cesión
de aguas y aprovechamiento de los diferentes cauces que compartimos con el país
vecino, entre los que se incluye el río Duero, que desemboca en Oporto tras atravesar
por territorio luso 325 kilómetros de sus 897 de recorrido total. Este Convenio prevé el
uso de una determinada cantidad de recursos hídricos por parte de Portugal desde los
embalses españoles, entre los que se encuentran los leoneses de Riaño y Porma, al que
los regantes leoneses han manifestado su total rechazo.

Las condiciones meteorológicas vividas durante este verano han demostrado que el
marco de cálculo para el Convenio de la Albulfeira, en lo que respecta a la cuenca del
Duero y a la provincia de León, ha quedado absolutamente obsoleto después de 24 años
por el notable incremento de la superficie de regadío desde 1998 hasta hoy y la
reducción de precipitaciones, volumen embalsado y caudales que ya se están apreciando
por el cambio climático y que aventuran todos los modelos de predicción para los
próximo años.
Además, resulta bastante incongruente que nuestros agricultores estén demandando más
y mejores infraestructuras para hacer frente a las campañas de riego y que se estén
invirtiendo grandes cantidades de fondos públicos y privados para lograr unos regadíos
más eficientes, mientras el ahorro de agua obtenido vaya a salir fuera de nuestras
fronteras.
A ello se une el hecho de que el desarrollo de los regadíos es una de las fórmulas más
eficaces para luchar contra la despoblación gracias a lograr unas explotaciones más
competitivas y con rentas que permiten niveles de vida equivalentes al resto de entornos
de trabajo.
Portugal, en la actual situación de los recursos del agua, no puede cargar sobre la buena
gestión y el ahorro obtenido por nuestros regantes el coste necesario para salvar un
problema energético que es responsabilidad del gobierno luso.

Desde la Diputación de León, como organismo superior más próximo a los pequeños
municipios de la provincia y artífice de políticas y de esfuerzos financieros permanentes
para luchar contra la despoblación de nuestro espacio rural, apoyamos a los regantes
leoneses en sus demandas para revisar el Convenio de la Albufeira y que se adapte a las
nuevas condiciones que afectan a la disponibilidad del agua embalsada.