Naturaleza es sabia, tanto que si la ficción fuese cierta, la invasión de Ucrania, no se hubiese producido. Si en el 2020, Naturaleza nos hubiera enviado a vivir en las cuevas, para que no acabásemos con lo que quedaba de los ecosistemas vivos que habitan nuestro planeta, en el 2022, aún estaríamos intentando reafirmar nuestras vidas en el submundo. Pero esto solo es una ficción, en la cual durante un milenio, desde el 2020 hasta el 3020, la humanidad estuvo recluida bajo la superficie terrestre, para dar una tregua al cambio climático.

Volviendo a la realidad, constato que por suerte, siempre ha habido personas que se han preocupado por la naturaleza, por los que les rodean y por los niños. Este es el caso de una mujer, madre, poeta y sobre todo maestra, que nació en Cacabelos en 1910 y allí murió en el 2005, después de un periplo vital impresionante. Fue una persona azotada por la guerra, que sufrió mucho, pero no se recreó en el dolor. Perdonó y siguió adelante. Una gran poeta que nos dejó un enorme y hermoso legado que gracias a otra gran poeta como es Mercedes G. Rojo, ha vuelto a nuestros días para demostrarnos que la vida es lo más hermoso que poseemos. En el libro recién publicado “Soñando infancias. Poemario (in) completo de Manuela López García” que le debemos a Mercedes G. Rojo, podemos leer una colección de poemas, ilustrados por quince artistas plásticas que ensalzan aún más este poemario infantil lleno de ternura, vocación, dedicación y amor por los niños

Neuronada: Para abrir boca ahí va la muestra. Un poema que no he buscado, el solito se ha mostrado al abrir el poemario. Y…, cosas del directo, trata de la diversidad. Este poema, entre otros, nos muestra como Manuela López García, también se preocupaba por los otros. Era una flor del desierto en aquellos tiempos difíciles, un ejemplo a seguir como poeta y como persona. El poema se titula Chinito: Chinito, Chinito / en el arrozal / cierra tus ojitos / de cristal. / Allá en la pagoda / suena la oración, / ¡ay, que no te despierte / el gong! / Tras el junco canta / la mamá canciones. / Tras el junco / la luna se esconde. / Duérmete, chinito, / ramita de amor, / que cuando despiertes / en tu azul tacita / comerás arroz.

A Manuela López García, le debemos conjugaciones de entrega y amor, que de no ser por Mercedes G. Rojo, desconoceríamos. Este poemario “Soñando infancias” es un lugar donde inspirarnos. Un lugar donde habita la voz de una mujer que enseñó a corazón abierto.

Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.