Se trata de un listado de los mejores estudiantes de España, en el que la joven figura entre los más destacados egresados en el área de ‘Healthcare and Biosciences’.

Carla García Carrancio, que fue alumna de la promoción 2016-2020 del grado de Biotecnología de la Facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales de la Universidad de León (ULE), ha sido seleccionada por NOVA, red global que identifica a jóvenes de alto potencial, entre los 111 estudiantes más brillantes del país y con mayores posibilidades de convertirse en líderes de la sociedad. La ‘Nova 111 List de estudiantes’ dada a conocer por la red está integrada por los diez mejores perfiles de cada una de las 11 ramas académicas que establecen, y entre ellos se encuentra la palentina Carla García en la selecta relación del área de ‘Healthcare and Biosciences’.

“Ha sido todo un honor ser incluida en el listado, -comenta-, ya que la mención me brinda la oportunidad de formar parte de la comunidad global de Nova, presente en más de 70 países y cuyos miembros pertenecen al top 3% de los perfiles más destacados de cada sector, porque su misión es conectar a jóvenes talentos con extraordinarias oportunidades profesionales. Esto, sin duda, me ha motivado mucho para seguir esforzándome y continuar mi trayectoria en el ámbito de la industria Biofarmacéutica”.

UN CAMINO QUE HA PASADO POR VARIOS PAÍSES

En su último curso en la ULE, Carla García realizó una estancia ERASMUS en Lisboa, experiencia que fue para ella muy enriquecedora porque tuvo que aprender a desenvolverse en diferentes ambientes y situaciones a las que no estaba acostumbrada. “Fue algo que me cambió como persona, y también la forma en la que veía el mundo. Además, conocí a personas maravillosas y tuve la oportunidad de viajar muchísimo. No solo experimenté una nueva forma de educación en otra universidad, sino que aprendí idiomas como el portugués y el inglés. Tuve además la oportunidad de realizar una estancia de investigación de 6 meses en la PYCC (Portuguese Yeast Culture Collection), y presenté mi tesis en Lisboa, en un ambiente internacional”.

La trayectoria de la egrasada en Biotecnología por la ULE continuó después en el campo de la investigación, y se decidió a estudiar ecología marina en Palma de Mallorca porque, según comenta, siempre había estado muy concienciada con el medio ambiente. “Durante esta etapa de mi vida, -recuerda-, adquirí muchísimas habilidades de laboratorio y establecí un convenio con la universidad de Bergen en Noruega, para llevar a cabo mi Trabajo de Fin de master, en el cual saqué matrícula de honor. A continuación, el banco Santander me concedió una beca para extender el proyecto en el que estuve trabajando y el pasado verano estuve dos meses en Noruega trabajando en ello y pude participar como profesora asistente de prácticas para alumnos de máster”.

Tras vivir esta experiencia con la investigación, Carla García Carrancio decidió orientar su futuro profesional hacia la industria biotecnológica y farmacéutica, “porque creo fielmente que la solución a los futuros desafíos y las claves del progreso humano se encuentran en la ciencia, y yo quiero estar ahí, ya que lo que realmente me motiva es formar parte de esa respuesta y contribuir a la sociedad de alguna forma, como por ejemplo aportando un impacto positivo y diferencial en la salud de los pacientes”.

En la actualidad, y para avanzar hacia ese objetivo, la joven se encuentra en Barcelona, cursando un Master in Bussiness Administration y Liderazgo de empresas biotecnológicas y farmacéuticas en la escuela de negocios Talento-EPHOS, actividad que compagina con su trabajo en Merck, una compañía farmacéutica alemana.

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LOS BUENOS RECUERDOS DE LEÓN Y DE SU UNIVERSIDAD

“Tengo muy buenos recuerdos de mi etapa en León y de mi paso por la facultad”, -comenta Carla García Carrancio, que apunta que cuando empezó a estudiar Biotecnología tenía muchas expectativas. “A día de hoy, -explica-, puedo decir que se vieron cumplidas. Tuve como profesores en la ULE a grandísimos profesionales en su área, pero sobre todo de gran calidad humana. Además de la calidad del cuerpo docente, destacaría el fuerte soporte académico tanto teórico como práctico, que me permitió ‘aprender-haciendo’”.

“Recuerdo con mucho cariño, -concluye-, todos los trayectos diarios en bici desde la residencia doña Sancha en la que yo residía, hasta la universidad y las mil y una tardes estudiando en la Biblioteca Central con mis compañeras de clase, a las que tuve la gran suerte de conocer y que me aportaron tantísimos valores”.