El crudo invierno cruje / sobre el árbol viejo. / La blanca nieve el duro suelo / con frío atenaza sus raíces / que aún se cogen fuertemente al suelo. / El viento más y más enfurecido / azota despiadado el árbol seco. / Sus ramas desgajadas rodando / cubren aquí y allá el suelo. / El árbol sabe, sin dudar, / que éste será su último invierno / a pesar de sentir que sus raíces / aún se agarran con tesón al suelo. / ¡Son tantos los años transcurridos…! / Verdes años de árbol corpulento; / sus ramas acogían con cariño / los nidos de gorriones y jilgueros, / en su tronco escribieron los amantes / promesas que nunca se cumplieron. / Así… año tras año, largo tiempo…, / así fueron pasando cien inviernos. / El viento sin piedad arrecia, / se oscurece el cielo, ruge la tormenta, / un rayo traicionero al árbol llega / reduciendo a pedazos su altiva corpulencia. / El árbol arrastrado por el viento / en loca zarabanda va hacia la torrentera; / la corriente furiosa arranca las raíces / del viejo coloso de los bosques.

-Conocí a Manuela Rejas, la autora de este precioso poema titulado “El último invierno”. Coincidí con ella y con su marido en la residencia. Comenta Remigio dirigiéndose al grupo de residentes que había salido a recorrer las calles de Veguellina de Órbigo para leer en los escaparates de los comercios, los poemas que Helena José García Fraile, nuestra querida bibliotecaria, había colocado para conmemorar la  XV Edición del Festival Internacional de Poesía, FIP, “Palabra en el mundo”, una propuesta poética de acción universal, pues están incluidos en esta iniciativa más de sesenta países del mundo simultáneamente, por la Paz, el Respeto y el Cuidado de la Vida. Esta preciosa propuesta se lleva a cabo durante todo el mes de mayo.

-Me parece algo precioso que se pronuncien palabras a favor de la Vida, hacen mucha falta, ya que el hombre sigue iniciando guerras entre sí, a sabiendas de la vulnerabilidad con la que nacemos. Aún no hemos pasado la terrible pandemia del Covid-19 y siguen los atentados, las guerras y la debacle del planeta. Comentó Rosa.

– Bueno, prosigamos la marcha. Les animó la nieta de Romualdo, que era la que había programado la salida por el pueblo para leer los poemas que lucían en los escaparates.

Mordida existencial: Ahí va el grupo de residentes con la nieta de Romualdo encabezando la excursión, parando en cada escaparate y comentando los poemas que van leyendo.

En León, los encargados de coordinar esta preciosa actividad son la actriz Ángeles Rodríguez y Martín. Desde estos renglones el agradecimiento más sincero por este trabajo. También en Veguellina de Órbigo agradecérselo a Helena José García Fraile y a la asociación Aedo, que ha contactado con sus socios para que tome forma este festival de palabras hermosas. Es una actividad muy bella ver a las personas leyendo los poemas cuando van a hacer sus compras, o empaparse de poesía cuando van paseando por las calles del pueblo. Estas iniciativas son sanadoras y crean inteligencia, por lo que son merecedoras de que se dé buena cuenta de ellas.

Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.