El campo de la provincia de León espera que se produzca en estos días un cambio en el tiempo meteorológico que suponga el alejamiento definitivo de las heladas y la llegada de las precipitaciones. Aunque los cultivos han aguantado bien la falta de lluvias que hemos tenido en el  último mes y medio, debido a las reservas de las abundantes precipitaciones que cayeron en enero y febrero, en estos momentos la falta de agua es ya evidente en todos las fincas sembradas de cereal, de colza y de forrajes como las vezas o la alfalfa, por lo que empezarían a producirse pérdidas si las lluvias no hace su aparición en los próximos días. También es necesario que llueva para garantizar la nascencia de los cultivos que se están sembrando en estos momentos, fundamentalmente el girasol, la remolacha y el maíz, que en su conjunto sobrepasan las 90.000 hectáreas.

Las heladas de la pasada semana han sido el gran enemigo de los agricultores y han causado algunos daños todavía sin cuantificar, afectando sobre todo a frutales y a viñedo, a las colzas que las cogió en floración, y en menor medida a forrajes como la alfalfa, a la remolacha recién nacida, y a algunas cebadas de espigado temprano.

En una campaña agrícola como la actual, en la que hay agua embalsada en cantidad suficiente para afrontar las necesidades de riego, el campo leonés espera una climatología de tiempo suave, donde no se produzcan heladas ni días de excesivo calor, y donde las lluvias caigan pronto de forma generalizada y en cuantía de al menos veinticinco litros por metro cuadrado.