Martes 2 de Marzo de 2021, un día lluvioso como otro cualquiera, pero al alzar la mirada al cielo se observa un gris diferente, una profundidad que sintoniza con mi alma, y me invita a descubrir el mundo tal y como es, me invita a meditar sobre las verdades del mundo, apartadas a un lugar oscuro, donde solo queda la risa pretenciosa y la especulación acientífica.

 

Busco la eternidad entre los escombros

cavando con mis manos buscando oro,

pensando en el futuro, por si eterna

se volviera la vida entre tanta riqueza.

Busco en mi cabeza el día de mañana

por si apareciera la paz certera,

dejando escurrir el presente de mala gana

pesando que no merecía la pena.

Y entre tanta cavilación llora mi hermano,

entre tanta duda se arrastra mi hermana,

teniendo un corazón lo cedo a lo mundano

poniéndome al servicio del oro y la plata.

Nacemos incultos, libros en blanco,

morimos ignorantes, llenos de falsedades,

el valor eterno del amor se ha olvidado

y se rubrica en la memoria nuestras veleidades.

Vino en un cesto, otro apedreado,

uno lideró batallas, el otro se sentó en un árbol,

todos apuntaron al amor como señor y amo,

pero miramos al dedo soñando emularlo.

Pasan los días y pasan los años

mueren los jóvenes y los ancianos

solo el amor queda a buen resguardo

lejos de las modas y los engaños.

Vendrán Aquiles y Carlomagnos

vendrán imperios, o la revolución de los republicanos,

pero seguiremos soñando con aquel dedo profano

que apuntaba al cielo señalando lo más sagrado.

 

Amor.

 

 

 

P.D.: No siempre se puede pretender tener todas las respuestas cuando no se conocen todas las preguntas. No siempre se puede dedicar uno a denunciar los males del mundo cuando uno mismo está enfermo por dentro. Hay una enfermedad de la que no se habla, se contagia rápidamente, cambia el carácter y vuelve agresivas a las personas, produce nervios y ansiedad, nubla el juicio y accesos de pérdida de memoria.

Se llama ambición.

Se contagia como la pólvora, cuando alguien grita ¡oro! hay una estampida.

La gente se vuelve agresiva por proteger su interés o por robar el ajeno.

Se duerme mal porque al no saber el futuro deseamos que vaya todo perfecto según nuestras ambiciones.

Tomamos decisiones ilógicas empujados por acontecimientos fuera de nuestro control pensando únicamente en protegernos a costa de dañar a otros.

Da lugar a olvidos, el más importante, que no somos enemigos de nadie, todos buscamos lo mismo, será más duradero si lo alcanzamos entre todos que si lo obtenemos a costa de marginar a alguien.