La Encuesta de Población Activa, correspondiente al cuarto trimestre de 2020, publicada hoy por el INE, pone de manifiesto con crudeza los estragos que está causando la crisis sanitaria en el mercado laboral de la provincia hasta el punto que la población inactiva ha superado a la activa en casi 12.000 personas.

Se trata de una situación impropia y muy preocupante que pone en jaque el futuro de la provincia por cuanto hay más personas que no trabajan que las que lo hacen o pueden hacerlo. Por resumirlo, el año de la pandemia se cerró en León con 3.800 parados más; 15.000 activos menos; casi 12.000 ocupados menos y una tasa de actividad por los suelos, en concreto, del 48,51%, la segunda más baja del país.

Con todo, la tasa de paro de la provincia descendió del 15,15% del tercer trimestre al 12% actual, índice que está por encima de la media de la comunidad autónoma del 11,61%, pero a distancia de la media nacional que asciende al 16,13%. No hay que perder de vista en esta foto fija a los 6.718 trabajadores leoneses afectados por un ERTE que no están contabilizados como parados y la EPA los considera ocupados.

Sigue cayendo la cifra de ocupados en la provincia que registra 168.700, frente a los 170.500 del anterior trimestre y de los 180.500 de hace un año.

Es llamativa la caída del número de activos, el mayor descenso de toda la Comunidad, y la caída en más de 2 puntos de la tasa de actividad de la provincia, situándose en el 48,51%, casi 6 puntos por debajo de la media de Castilla y León (54,21%) y casi 10 puntos por debajo de la media nacional (58,19%). En este aspecto, hay que reseñar también que la brecha de género sigue sin corregirse y las mujeres vuelven a salir peor paradas que los hombres con una tasa de actividad del 43,11% en el colectivo femenino frente al 54,27% del masculino.

La situación es muy grave en la provincia de León: el aumento exponencial de contagios, las sucesivas restricciones y cierres de actividad, los confinamientos perimetrales y el toque de queda, los retrasos en el proceso de vacunación, etc. no hacen más que retrasar sine die la ansiada recuperación.

Desde el CEL pedimos a los gobiernos que cambien la naturaleza de las medidas que están imponiendo, necesitamos ayudas directas y estímulos sectoriales para las actividades más castigadas. De lo contrario, los problemas de liquidez acabarán convirtiéndose en problemas de solvencia y la crisis acabará destruyendo a un gran número de empresas y de puestos de trabajo que será imposible recuperar.