El procurador leonesista en las Cortes de Castilla y León, Luis Mariano Santos, ha mantenido una reunión con representantes de la Plataforma de trabajadores y trabajadoras del Juego, Mª Carmen Jiménez Franganillo y Alejandro González Espino, quienes a través de videollamada han transmitido al parlamentario el manifiesto que desde la plataforma se ha redactado.

En mencionado documento se plantea la necesidad de que se les tenga en cuenta por parte de las administraciones por ser un sector muy maltratado por la pandemia y advierten que se ha intentado culpabilizar al sector y sus trabajadores utilizando una doble moral y olvidando que detrás hay muchos trabajadores y familias que se están viendo afectados por esta situación.

Los integrantes han planteado al procurador que las restricciones sobre el juego presencial están potenciando el juego no regulado y que no cumple con las garantías para el control y la prevención de la ludopatía. Por eso lamentan que desde las administraciones, principalemente desde el Estado y desde la comunidad autónoma no están llegando las ayudas con fluidez  y no se está protegiendo al sector ni a los trabajadores que desempeñan su labor, pese a reconocer que es una práctica común en todos los sectores.

Durante la reunión han coincidido en denunciar la escasa aportación que, a pesar de la numerosa publicidad autonómica, está llegando a todos los sectores maltratados por la pandemia de la Covid-19 y reclaman un trato de igualdad como el resto de sectores. Asimismo confían en que se les escuche desde los partidos y se les tenga en cuenta pues se trata de  un sector compuesto por más de 300.000 empleos directos y representa más del 1% del PIB del Estado.

Piden desde la plataforma una apertura del sector atendiendo a criterios epidemiológicos ligados a la actividad que desarrollan, mantener los ERTEs mientras se mantengan las restricciones de movilidad, horario y aforo para evitar los despidos masivos, restringir la publicidad del juego online, así como la persecución del juego clandestino y exigen respeto hacia un colectivo demonizado, olvidando que ejercen una actividad lícita.