El Grupo Municipal de UPL en el Ayuntamiento de León ha presentado una moción en la que reclama a la Junta, además de la dotación de mascarillas FFP2 a todos los trabajadores de los centros escolares con la frecuencia que exigen las medidas sanitarias, que se dote a todos los centros escolares de aparatos para el filtrado del aire y los sensores para la detección del estado del aire para garantizar unas condiciones óptimas en el ejercicio de la educación escolar.

Y es que la comunidad educativa tiene como único recurso para la prevención de posibles contagios, tener las ventanas de las aulas abiertas, una situación que en la época en que nos encontramos, pasa por mantener las instalaciones a temperaturas muy bajas, generando unas condiciones tanto para profesores como para alumnos que no facilitan la labor educativa, algo a lo que hay que sumar el importante despilfarro de energía, pues las calefacciones se encuentran encendidas a pleno rendimiento.

Las competencias en educación, que corresponden a la Consejería de Educación de la Junta de C. y León, no pueden ser ajenas también a esta problemática excepcional planteada por la pandemia. Por lo que se hace preciso que las inversiones en educación contemplen también, no sólo  que se dote a todo el personal de los centros escolares de mascarillas FFP2, sino también que se instalen aparatos para el filtrado del aire, así como sensores para la detección del estado del aire, lo que permitiría cerrar las ventanas en los centros escolares, o, en todo caso, minimizar las aperturas de las mismas en horario escolar, ha afirmado el portavoz de UPL en el Ayuntamiento de León, Eduardo López Sendino, quien añade que “no podemos olvidar que el Ayuntamiento de León, como otros ayuntamientos, lamentablemente, tiene atribuidas unas competencias impropias de las que vergonzosamente la Junta de C. y León no quiere hacerse cargo, a pesar de tener, como antes decíamos, la competencia en materia de educación. A modo de ejemplo, solo en materia de calefacción de los centros escolares supone anualmente para el Ayuntamiento de León un gasto aproximado de 600.000 euros. No es cuestión de plantear el asunto desde un punto de vista estrictamente economicista, sino de procurar fundamentalmente que los centros escolares sean seguros desde el punto de vista de la salud de alumnos y profesores, y con la suficiente confortabilidad como para que las clases puedan llevarse a cabo de un modo razonable”, concluyó.