Sentada en la habitación donde su abuelo había vivido los últimos años de su vida, repasaba el álbum de fotografías que Romualdo tenía guardado en el armario. Prácticamente todas eran de su estancia allí, en la residencia con sus amigos Remigio, Rosa y Rosalina, también había algunas instantáneas preciosas del huerto que había en la residencia con puestas de sol magníficas y otras fotos de celebraciones y de actuaciones. Remigio, se sentó al lado de ella para ver las fotografías, a ratos con lágrimas en los ojos.

-¿Sabes? le echo mucho de menos, bueno Rosa y Rosalina también pero menos, es que nosotros estábamos siempre juntos, y ya nos compenetrábamos mejor incluso que muchos matrimonios, me atrevería a decir.

-Lo sé, dijo la nieta de Romualdo,  y me alegré siempre por ello, da gusto encontrarse en la vida dos amigos como vosotros. Si quieres puedes quedarte el álbum. Sabes que para mí eres mi segundo abuelo y por supuesto, seguiré visitándote como lo hacía con él, hemos creado un núcleo familiar, así que aquí me tendréis dando guerra.

– Muchas gracias, sabes que para nosotros tres eres un tesoro de vida. Le dijo con las lágrimas temblándole en los ojos. Me gustará ver las fotografías y los buenos recuerdos que me vienen cuando las observe, lo mismo le ocurrirá a Rosa y a Rosalina. Desde luego estaremos esperando tus visitas como agua de mayo. Aquí siempre serás muy bien recibida.

-¿Se puede? Se oyó a Rosalina desde el pasillo.

Entraron Rosa y Rosalina en la habitación.

-Bien, ahora que ya estamos los cuatro, digo los cinco, ya que mi abuelo va a seguir siempre con nosotros, podemos echar una partidita en su honor.

Mordida existencial: A medida que cumplimos años, nos damos cuenta de que una buena amistad es una joya impagable, pero es difícil hacer amigos, y más difícil mantenerlos. Tener buenos amigos es la mejor vacuna contra la soledad y el abandono. Si tenemos la suerte de tener buenos amigos cuando nos toque ir a una residencia a pasar la última etapa de nuestras vidas, estaremos mucho más activos de cabeza, corazón y  piernas,  porque la amistad es una gimnasia que mueve las  vísceras y les da razones para tejer existencia.

Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.